lunes, 21 de noviembre de 2011

Paso el día felicitando...



...A bastantes de mis colegas que, me consta, no están de humor para hostias, por la gran victoria de ayer. "Vete a tomar por culo" es lo más lindo que he escuchado, por supuesto. 


Pero también he dado en preguntar a los mohínos qué debía hacerse en el futuro. Disparidad de opiniones, por descontado.


Yo tengo claro que hace falta una reconsideración del papel de la izquierda y del PSOE en particular. Porque si lamentables (y, en cierta medida, injustos) son los resultados del partido gobernante, no por eso me alegra ver al IU de Cayo Lara, especie de sindicalista modelo del ramo del metal (si estuviéramos en el siglo XIX), ganar posiciones a costa del PSOE con un discurso oportunista que da por el saco, ciertamente. 


Ni hablo del partido de Rosa Díez porque suelo ser poco comedido con los rencorosos, sean Pedro J. Ramírez, Federico Jiménez Losantos o esa señora. Por cierto, estos dos primeros partieron de posiciones de izquierda más o menos levantisca para pasar a la ultraderechona más retrógrada del continente. Qué casualidad. Igual le pasa lo mismo a la pre-facha, porque tiene unos aires demagógicos y autoritarios que ya dan tufillo. 


Pero me desvío del motivo de este sermón: la necesidad de que el PSOE se defina de una vez por todas como partido de  izquierdas. Está claro que tiene que contentar a sus votantes naturales, que son muchos y ahora están desorientados. Y, sobre todo, debe definir cuál es su función y sus expectativas ante la que nos espera con los peperos y con el neoconservadurismo de ala dura que ya nos castiga a diario. 


Por cierto: hoy sube otra vez la prima de riesgo y baja la bolsa. Esperemos que este no sea la tónica de aciertos que nos ha prometido el PP, porque vamos listos...

sábado, 19 de noviembre de 2011

Paso el día reflexionando...





...Aunque no sé muy bien qué opción resulta más atractiva.







Está difícil escoger, ¿verdad?


Solo hay que dar la vuelta a la moneda y leer (y entender cabalmente) lo que ofrecen uno y otro. Entonces se ve la diferencia. La enorme diferencia. 

domingo, 13 de noviembre de 2011

Jaroussky, cómo no.




El Teatro Real intimida un pelín. No tanto por su historia ni por el público que acudió ayer a la exhibición de Jaroussky (más joven que de costumbre, lo cual es muy de agradecer) sino por la seca fealdad del edificio, el gusto muy discutible de su ornamentación y, en general, por la sensación de que uno se embute en sus butacas de patio y todo es demasiado alto, demasiado dorado, demasiado caro. 


No obstante, la noche fue memorable. El señor Jaroussky estuvo en su salsa, hizo de las suyas y dejó al público rendido y admirado. 




Además, la orquesta de Cleveland, Apollo's Fire, dirigida por Jeannette Sorrell, me pareció deliciosa. Excelente su primer violín, muy bueno el tiorbista y guitarrista y descomunal el primer cello, llamado René Schiffer. Sobre todo cuando pudo lucirse con el concierto para dos cellos en sol menor de Vivaldi, RV 531, que fue un alarde de virtuosismo y sensibilidad.


Pero la estrella fue Philippe Jaroussky. En cuanto arrancó con el "Agitato da fiere tempeste", de "Oreste" (Haendel) desapareció la orquesta y sólo hubo un músico en escena: su voz prodigiosa. Fue algo sorprendente. Cantó arias de Haendel y Vivaldi de una dificultad apenas apta para superdotados, como es él, sin duda, y salió triunfante en todos los momentos. 




Destacaría, por lo tranquila y aparentemente sencilla, "Se potessero i sospir miei", de "Imeneo" (Haendel). Hace falta una enorme sensibilidad (aparte de las innegables capacidades técnicas) para abordarla con la emoción requerida, para no desfallecer ni aburrir al espectador. También porque va de menos a más. La serena precisión del momento diría que se adorna solo lo imprescindible para alcanzar las cotas líricas más altas.  






En fin, que me desparramo. Dejo esta muestra para que se deleiten y se hagan también fervorosos del mejor contratenor del mundo.


A pesar de la pastizara que costó verlo en directo, creo que es el dinero mejor invertido de la temporada. El único problema es que luego te vienen cantantes de menos nivel y no, ya no es lo mismo. 

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Gran debate, señores. Muy grande.



El debate del otro día (que confieso que no vi totalmente por motivos de higiene mental) no fue demasiado interesante. Lo único, quizá, por constatar la indigencia mental de uno y la necesidad del otro de formular una estrategia que no sé si es la que más le conviene por carácter pero que no me desagradó. 


En fin, me fui a la cama con las ideas bastante claras y, oh, sorpresa, al día siguiente aparecen las "primeras encuestas fiables" y resulta que el más cenutrio, solo experto en no dejar ver nada de nada, había dado un revolcón al que demostró alguna idea coherente y bien desgranada sobre los próximos cuatro años. Los periódicos lo tenían bien claro. Todos menos el diario Público, creo recordar. 


"Vaya", pensé, "está claro que me he dejado llevar por la pasión". Lo malo es que no era consciente de haber sentido nada parecido, sino comprobado con bastante desapego lo que ambos tenían que ofrecer. 


Pues bien: acudo al lugar de trabajo, hablo con unos y con otros, tomamos café a mitad de mañana y seguimos charlando distendidamente del asunto y nadie, oigan, nadie en absoluto opinaba lo que las infalibles encuestas. 


Teniendo en cuenta que somos profesores y trabajadores laborales de la pública (esto es: con acceso por oposición, no presentando el carnet de ningún partido ni la recomendación del pater de turno) dudo mucho que seamos todos de la misma ideología. Además, se nos debe admitir una mínima capacidad de raciocinio y análisis de lo que escuchamos, puesto que esa es la base de nuestra actividad. Algo no cuadraba. ¿Cuál es el problema?


"Muy fácil", me dijo alguien que prefiere ser anónimo por razones obvias (si se trabaja para la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid cualquiera puede imaginarlas). "Te voy a poner un ejemplo que quizás no tenga mucho que ver, quizás sí: ¿tú recuerdas qué empresa sufragó casi toda la JMJ papal este verano pasado? ¿Y quién paga a la Comunidad el sueldo de médicos y otros funcionarios cuando no tiene fondos?" 


"Ahora, dejemos el debe y pasemos al haber", continuó. ¿Qué grandes almacenes de la Pérfida Albión, por precisar más, nos han instalado por la cara, sin haberlas solicitado, dos pizarras digitales high-tech en el centro, y lo mismo han debido de hacer en los trescientos y pico institutos públicos de Madrid? O bien: ¿por qué ha sacado la Comunidad su famoso decreto liberalizando totalmente el horario comercial para grandes superficies? 


"Favores que deben ser pagados", respondí yo aplicadamente. "Pues lo mismo pasa con los periódicos. Siguen sembrando todo lo posible, que ya llega el momento de cosechar". Y abundamos en esta anécdota, aquel fleco que no se sabía dónde cuadraba, tales editoriales inflamados durante tantos años, esos artículos de opinión excelentemente pagados que lo único que nunca ofrecen es la opinión de quien los suscribe... 


No hay nada como dar con la clave. Todo cobra su sentido. 






P.S.: Suelo entrar en invertia.com, un foro de economía sólido desde el punto de vista técnico, aunque muy de derechas, como es habitual. Ayer proponían una encuesta  obvia: ¿quién ganó el debate? Cuando yo voté, Rajoy, 48%, Rubalcaba, 46 %. ¿Queda más claro lo que explicaba antes?