miércoles, 9 de noviembre de 2011

Gran debate, señores. Muy grande.



El debate del otro día (que confieso que no vi totalmente por motivos de higiene mental) no fue demasiado interesante. Lo único, quizá, por constatar la indigencia mental de uno y la necesidad del otro de formular una estrategia que no sé si es la que más le conviene por carácter pero que no me desagradó. 


En fin, me fui a la cama con las ideas bastante claras y, oh, sorpresa, al día siguiente aparecen las "primeras encuestas fiables" y resulta que el más cenutrio, solo experto en no dejar ver nada de nada, había dado un revolcón al que demostró alguna idea coherente y bien desgranada sobre los próximos cuatro años. Los periódicos lo tenían bien claro. Todos menos el diario Público, creo recordar. 


"Vaya", pensé, "está claro que me he dejado llevar por la pasión". Lo malo es que no era consciente de haber sentido nada parecido, sino comprobado con bastante desapego lo que ambos tenían que ofrecer. 


Pues bien: acudo al lugar de trabajo, hablo con unos y con otros, tomamos café a mitad de mañana y seguimos charlando distendidamente del asunto y nadie, oigan, nadie en absoluto opinaba lo que las infalibles encuestas. 


Teniendo en cuenta que somos profesores y trabajadores laborales de la pública (esto es: con acceso por oposición, no presentando el carnet de ningún partido ni la recomendación del pater de turno) dudo mucho que seamos todos de la misma ideología. Además, se nos debe admitir una mínima capacidad de raciocinio y análisis de lo que escuchamos, puesto que esa es la base de nuestra actividad. Algo no cuadraba. ¿Cuál es el problema?


"Muy fácil", me dijo alguien que prefiere ser anónimo por razones obvias (si se trabaja para la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid cualquiera puede imaginarlas). "Te voy a poner un ejemplo que quizás no tenga mucho que ver, quizás sí: ¿tú recuerdas qué empresa sufragó casi toda la JMJ papal este verano pasado? ¿Y quién paga a la Comunidad el sueldo de médicos y otros funcionarios cuando no tiene fondos?" 


"Ahora, dejemos el debe y pasemos al haber", continuó. ¿Qué grandes almacenes de la Pérfida Albión, por precisar más, nos han instalado por la cara, sin haberlas solicitado, dos pizarras digitales high-tech en el centro, y lo mismo han debido de hacer en los trescientos y pico institutos públicos de Madrid? O bien: ¿por qué ha sacado la Comunidad su famoso decreto liberalizando totalmente el horario comercial para grandes superficies? 


"Favores que deben ser pagados", respondí yo aplicadamente. "Pues lo mismo pasa con los periódicos. Siguen sembrando todo lo posible, que ya llega el momento de cosechar". Y abundamos en esta anécdota, aquel fleco que no se sabía dónde cuadraba, tales editoriales inflamados durante tantos años, esos artículos de opinión excelentemente pagados que lo único que nunca ofrecen es la opinión de quien los suscribe... 


No hay nada como dar con la clave. Todo cobra su sentido. 






P.S.: Suelo entrar en invertia.com, un foro de economía sólido desde el punto de vista técnico, aunque muy de derechas, como es habitual. Ayer proponían una encuesta  obvia: ¿quién ganó el debate? Cuando yo voté, Rajoy, 48%, Rubalcaba, 46 %. ¿Queda más claro lo que explicaba antes?

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