martes, 9 de diciembre de 2014

El País, Tusquets, Juan Trejo y la madre de todas las chorradas.



Hace tiempo que no presto gran interés al suplemento de libros de El País, pero no conviene despreciarlo: de vez en cuando aparecen vestigios sutiles de lo que un día pudo o pretendió ser. 

Este sábado leí la reseña del último Premio Tusquets de novela, "La máquina del provenir", de Juan Trejo. Francisco Solano saca la navaja de Albacete y amaga a la yugular: "Después de leer, o más bien padecer, "La máquina del porvenir", a quien se le ha entregado (¿cómo serían las demás?) el X Premio Tusquets Editores de Novela, asalta la extrañeza de que dicho premio no quedara desierto". 

"...A la vista del resultado, no cabe sino afligirse del descrédito en qu incurre un premio que generosamente acepta como excelencia el batiburrillo, la inconsistencia, la arbitrariedad, la desproporción, la pereza estilística, la misteriosa certeza, el delirio cósmico, el esoterismo más beatón...", dice luego. Y lo trufa de citas del libro que fundamentan sus diatribas con bastante precisión, todo hay que decirlo. 

Vaya, que hace una reseña, o crítica, que casi parece de verdad.  Y no niego que "La máquina del porvenir" sea una filfa, que lo será, nadie lo duda, pero me huelo que por debajo de tanta profesionalidad hay otra cosa. Por ejemplo, que Tusquets no es de la cuerda de esa redacción. O que el tal Juan Trejo no viene apadrinado por quien debería para ser tratado con más benevolencia. Como se trata sistemáticamente, digamos, a los ganadores del Premio Planeta y otros de la misma casa. Sin ir más allá y pasar a otros premios puramente "literarios" que los planetoides nunca han querido ser, por supuesto. 

¿O es que ahora nos desayunamos con que todos los premios nacionales de cierta entidad están pactados entre agentes literarios, editoriales y gentuza de la misma calaña (1)? ¿Hay alguien medio puesto en el cotarro concursil que no esté al tanto (2)? Alguno habrá, supongo, pero no en este sistema solar. 

¿Como serían las demás novelas presentadas al Tusquets, querido Francisco Solano? Yo te lo diré: la mayor parte, muy malas. Pero me apuesto la paga de navidad a que entre ellas habría al menos una media docena de textos decentes. Textos de mucha mejor calidad que la bazofia que te han hecho tragar tan a pelo, sin directrices de "a este me lo tratas bien" o "cuidado, que hay intereses por medio". Lo habitual, sin ir más lejos. 

No, si es bien divertido leer este tipo de "críticas". Pero, por favor, no se me caigan del guindo a estas alturas de siglo XXI...


-----------------------------------------------------------------------------------------------
(1) Lo cual es otro ejemplo más de corrupción descarada, más aún cuando en muchos casos anda por medio el dinero de entidades públicas, que nadie parece interesado en investigar. 

(2) Recomiendo echar un vistazo a www.premiosliterarios.com; concretamente, su foro de "premios literarios". Aleccionador. 

"Posesión", de A. S. Byatt



Tengo frescas todavía las últimas imágenes de "Posesión", novela de A. S. Byatt que ha acompañado mis viajes de la última semana. Y he acabado con la sensación de haber leído algo importante. No perfecto, porque tampoco hace falta, pero muy bien escrito y con enjundia: rara avis en estos tiempos de mierda literaria (ver entrevista de hoy con Harold Bloom en El País y mi próxima entrada de este blog).

La historia no puede ser más libresca: Roland Mitchell, un investigador de ínfima categoría de una universidad inglesa topa un día con el esbozo de unas cartas que escribió un siglo y medio antes el autor en que se está especializando, Randolph Henry Ash. Le resulta estimulante, pues muestra una faceta del poeta victoriano que nadie había sospechado hasta entonces. 

Con ayuda de Maud Bailey, una profesora y feminista a quien conoce cuando busca más datos para saber quién era la destinataria de la carta, descubre la figura de Christabel LaMotte, receptora de las mismas y alguna otra cosa más que no desvelo para que quien desee leerla, cosa que recomiendo encarecidamente, encuentre sus 542 páginas más estimulantes, si cabe. 

El tiempo histórico se va mezclando con el "real", con las relaciones y peripecias de unos personajes que parecen obsesionados con la posesión de las cartas, unos, con el conocimiento de la intimidad del añoso poeta, los demás, y en general con no vivir sino de manera vicaria, por delegación, abismados en minucias librescas que, en un episodio final de gran calidad, enlaza ambos mundos, ambas épocas, de manera brillante, emotiva. 

Lo siento, no puedo decir más. Salvo que voy a pillar todo lo que encuentre de A. S. Byatt. Aquí hay un nivel que no se ve todos los días. 



martes, 2 de diciembre de 2014

Elogio del desastre.


Tenía la idea de escribir sobre el cambio, pero sin nada concreto en la cabeza. Sucede que últimamente estoy atravesando una de esas temporadas en que no hay tiempo para otra cosa que vivir, y a veces ni siquiera. Demasiada transformación que exige mano firme para que no se apodere de la realidad y la lleve en volandas. Definitivamente, falta el sosiego que siempre me ha gustado administrar con largueza y, por ello, todo lo demás se resiente. 


No obstante, temo que las mudanzas estén cogiendo a muchos con el paso cambiado. Recordaba el otro día, viendo una foto de la época de la primera movida, lo que ha cambiado la vida desde el año 80. Sobre todo, en el aspecto inmaterial. Esa ligereza impuesta por decreto, ese petardeo, esa ebullición, tanto derroche de vida y creatividad... Detesto aquella juventud tanto como la echo en falta ahora, en esta grisura torpe que parece alargarse para siempre. 

En realidad, supongo que el único paraíso es el pasado, y anidan demasiadas sierpes dispuestas a amargarnos la estampa ideal. Además, es inalcanzable. Todo se va descomponiendo, muchas veces para mejor. Deseo que estos últimos seis años pasen por la memoria como los peores de mi vida, aunque sé que no es cierto. 



Peor fue la segunda mitad de los setenta en aquella Zaragoza absurda, anodina, castrante. Vuelvo allí cada par de meses y todavía no logro quitarme ese viento gris de la cabeza. Está en la Feria de Muestras de todos los otoños, la Plaza del Pilar con sus guiñoles, que eran bucle de unas mismas burlas trasnochadas, año tras año. La tienda de Toldos Serrano, aquella tapia infinita al arrancar la carretera de Logroño, el Coso degradado y hostil, la nada más absoluta tarde tras tarde de paseos por el Parque. 



Ese vacío se enroscaba en la garganta y no dejaba pensar, escapar de allí. Creo que todavía me asoma a los ojos cuando no puedo escribir, cuando se me ocurren las ideas pedestres que llevan semanas rondando el caletre y no logro desecharlas. 

En serio, deseo que el cambio inminente arrase con ciertos brotes de antaño. Deben ser aniquilados de raíz. Han hecho demasiado daño.  

jueves, 13 de noviembre de 2014

"King Arthur", de Henry Purcell, por el King's Consort & Choir.


Creo que los he visto cuatro o cinco veces, y cada vez me gustan más. Da igual qué toquen. Tienen una innegable maestría y un sentido de la interpretación del repertorio barroco que deja pasmado aun al más reacio. 

En el caso de "King Arthur", de Purcell, lo tenían fácil. O más difícil que nunca, depende de cómo se considere. Fácil, porque es una obra de gran lucimiento, tanto para la orquesta (fantástica esa noche, no deseaba que acabaran) como para los solistas (todos, todos estuvieron a altísimo nivel, especialmente la soprano y el tenor, pero me gustaron todos).

Y difícil porque, si no se da la talla, las carencias resaltan como faros en esta obra de problemática ejecución y muy conocida. Nadie puede deslizarse lo más mínimo. Los King's Consort tuvieron la noche feliz, como tantas otras, y demostraron que no llevan en el escenario desde 1980 por nada. 

Como muestra, dos fragmentos más bien intimistas de una obra que tiende a lo grandioso y coral. Una delicia. 






Con estas maravillas, ¿a quién se le ocurre pensar en corrupciones, cataluñas y demás? De eso ya hablamos otro día.

lunes, 27 de octubre de 2014

La Pegatina





Eran fiestas del pueblo, junto a la raya de Castilla-La Mancha, y el ayuntamiento había organizado un festival de los de nombres importantes en el cartel. Lo más gordo era las actuaciones de Love of Lesbian y Vetusta Morla. Había masas de seguidores, sobre todo, de los segundos, llegando al campo de fútbol. Y, por una vez, el sonido no fue infame. 

Nosotros fuimos por los Lesbian, claro está. Apenas me sonaba haber oído alguna cancioncilla de La Pegatina y saber que era un grupo de Barcelona con componentes españoles y franceses.

Como suele suceder, Vetusta Morla me aburrieron sobremanera con su rollo serio-trascendente. Love of Lesbian no estuvieron mal, aunque por debajo de lo que les he escuchado en otras ocasiones y con la voz de Santi Balmes un poco floja. Sin embargo, los penúltimos en cartel, los teloneros de pasar un rato hasta que llega el plato fuerte, me parecieron lo más estimulante de la noche. 

Reconozco que son simplones, más bien repetitivos y poco originales, pero me da lo mismo. Lo pasé de vicio. Bailamos, coreamos estribillos, saltamos, dimos unos pasitos hacia un lado, otros hacia el otro... Lo que se dice un desmelene primario, aunque bien ejecutado en el escenario, con energía para aburrir, un sonido bastante pasable, bien cantado, bien instrumentado (la sección de viento es muy eficaz y da un aire cosmopolita a su sonido). 

No creo que haga falta más para disfrutar en fiestas de un pueblo. Creo que a la semana siguiente actuaron en los Pilares, en Interpeñas, me parece, y estoy convencido de que arrasaron. 

A continuación, otro de sus éxitos presentado con un vídeo gamberro y gracioso, como de costumbre: 



sábado, 18 de octubre de 2014

Ayer por la tarde





Creo que no hace falta añadir glosa alguna a la maravilla que pudimos disfrutar ayer en la sala de cámara del Auditorio Nacional. 

El conjunto Cantus Cölln resultó tan fenomenal como prometía. Apareció con un programa integrado por Heinrich Schütz (sus madrigales italianos del "Primo Libro de Madrigali"), Johann Hermann Schein (madrigales de "Israelsbrünnlein") y Heinrich Albert (canciones en 12 partes de "Eine musikalische Kürbishütte"). 

Vamos, barroco alemán hasta en la sopa. Y qué delicia. Un concierto de los que abren el apetito para la nueva temporada. 

Escuchemos otra muestra estupenda, pero esta vez a cargo del Concerto Vocale:



¿Sí o no?

lunes, 13 de octubre de 2014

Cánovas, etc.

No sé qué puedo decir. La emoción no admite glosas. Tampoco los recuerdos más lejanos que, a pesar de serlo, se refrescan cada vez que suenan Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Quizás mi canción preferida sea "Sólo pienso en ti".




Y qué decir de la celebérrima "Señora Azul". No sé si la mejor de sus melodías, pero tiene ese sabor...



O el evidente vitriolo aplicado a las relaciones de pareja en "Nuestro problema":



Para terminar, la estupenda, breve e irónica "Linda prima".



Sin desperdicio. Y que ya hayan pasado cuarenta añitos de nada...

jueves, 9 de octubre de 2014

No, no es lo mismo.



A algunos (a muchos, a lo que se ve) les traerá sin cuidado, no lo dudo, pero afirmo que no es la misma cosa escribir excelentes colecciones de cuentos como "Los que duermen" que enfrentarse con una novela y salir bien librado del intento. 

Es lo que ha ensayado Juan Gómez Bárcena, de quien ya comenté elogiosamente su libro de cuentos en la entrada de 23/2/14. Me refiero a enfrentarse con lo novelesco y, por lo que dicen innumerables gacetilleros, hacerlo con brillantez. 

Me he resistido durante meses a escribir este comentario porque, aunque no puede decirse que sea malo, no estoy muy contento con el resultado de su primer enfrentamiento con la narración de largo aliento. Y es que no es tarea fácil desarrollar la anécdota a lo largo de doscientas y pico páginas sin que le pese al lector, sin que dé la sensación de que se está alargando artificiosamente y lo que sucede no acaba de contar con la variedad y hondura suficientes para mantenernos pegados a la historia. 

Además, esta ni siquiera me ha interesado demasiado. La de dos jovenzanos que en la Lima de principio del siglo pasado traman un ardid para engañar a Juan Ramón Jiménez, por muy cierta que sea, la verdad es que me da lo mismo. Incluso si, como parece que sucedió, Juan Ramón se enamora a distancia de la señorita limeña que se inventan los juerguistas. Todo para conseguir algún libro de poemas dedicado por el autor. 

No sé si alguien piensa todavía que lo verdadero debe ser verosímil. En "El cielo de Lima", Juan Gómez Bárcena no lo logra casi nunca. Menos, cuando a mitad de volumen la novela decae visiblemente y solo se sostiene en parte por la buena prosa del autor. 

Prosa que, como no podía ser de otro modo, ha perdido la tensión, elegancia y eficacia que me encantaron en sus cuentos. Porque sostengo, a pesar de todo, que Juan Gómez Bárcena es un buen escritor y estoy seguro de que en el futuro dará muestras de ello. 




Si la historia hubiera servido como excusa para profundizar, bien en la época, bien en los personajes principales, que tienen su atractivo pero no acaban de desarrollarse, solo de ese modo, digo, podría haber cobrado algún interés. Pero el autor desperdicia estas posibilidades por contar el devenir algo errático de los personajes, que no terminan de perfilarse con energía. Muy al final, no obstante, remonta algo lo floja que ha sido la segunda mitad del texto. 

De todos modos, "El cielo de Lima" ha gustado bastante por ahí y parece que se está vendiendo bien. Será que no tengo ni idea de literatura y todo se me hace solimán. Yo, por el momento, sigo esperando algo más acorde con su verdadero nivel. 

domingo, 5 de octubre de 2014

Marías y Cataluña




Javier Marías, el celebrado escritor, seguido por una legión de entusiastas lectores que no se pierden ni un solo libro que salga de su prolífica pluma, es un caso notable. 

Por un lado, creo que es el peor novelista actual que se me ocurre. Y no hablo de gustos particulares, sino del mero hecho físico de redactar un texto. Las pocas veces que me he atrevido a perder el tiempo con uno de sus libros he debido desistir, abrumado por una montaña de torpezas literarias que estomagan el espíritu más transigente. Y no soy uno de ellos, bien lo saben ustedes, abnegados lectores. 

Pongo un par de ejemplos del único truño suyo que conservo en mi biblioteca y que, por supuesto, no he conseguido acabar, ni mucho menos. Se trata de "Corazón tan blanco", publicada en Anagrama en 1992, uno de sus primeros éxitos. 

"La mulata, indecisa y confundida, volvió a mirar hacia arriba, ahora ya sin duda hacia mi izquierda, sin duda hacia el balcón que se había abierto y hacia los brazos fuertes que eran cuanto yo veía, los brazos largos del hombre en mangas de camisa, las mangas arremangadas, blancas, los brazos velludos, tanto o más que los míos. Yo había dejado de existir, había desaparecido, también estaba arremangado, me había subido las mangas al salir al balcón para acodarme, hacía rato, pero ahora había desaparecido por ser yo otra vez, es decir, por ser para ella nadie." 
(Pág. 30, aunque en la 31, varios párrafos después, todavía sigue hablando de los "brazos fuertes, velludos", con la misma prosa elegante).

O este otro: 

"El profesor Villalobos cambiaba constantemente de tema, no sin esfuerzo, pensé que estaba aburrido de nuestra compañía. Ya no debía de temer al fuego, porque el camarero le trajo la caja de puros, cogió sin dudarlo uno (conocía las marcas), no lo olisqueó (era un hombre educado, tampoco llevaba sortijas), se lo llevó a la boca -la boca mojada que está siempre llena y es la abundancia- y permitió que le acercaran demasiado a la cara una llama inmensa con la que se lo prendieron. Olía mal aquel puro, pero yo no los fumo. El profesor dio unas chupadas, y mientras lo hacía sus ojos volvieron a ausentarse o su cabeza a enterrarse en pensamientos oscuros. Tampoco ahora pareció insincero: cuando se quedaba abatido y callado se parecía un poco a aquel actor inglés que se suicidó hace años en Barcelona, donde Villalobos vivía, George Sanders era su nombre, gran intérprete. Quizá había vuelto a cordarse de que era desgraciado y de que eso no era algo que le hubieran contado, ni que hubiera leído, ni que se hubiera inventado, ni que formara parte de ninguna intriga".
(Págs. 254-255)

No sé si puede concebirse algo más ramplón, estúpido y pueril, pero ya lo he dicho: muchos lo adoran. Los debe de tener encandilados con esa verborrea suya de (mal) bachiller. Habría que aprender cómo lo hace: igual nos sacábamos unos cuartos embobando al personal. 

No obstante mi aborrecimiento por el novelista, he de decir que sus artículos semanales en El País son generalmente muy buenos. Concretamente, la semana pasado publicó uno sobre la cuestión catalana que me pareció soberbio. Mientras lo leía tuve la sensacion de que me estaba quitando las palabras (y los argumentos) de la boca. 

Fue sensato de juicio, correcto en la expresión, claro en los contenidos. Utilizó los muchos conocimientos que indudablemente posee para analizar una situación que a muchos fuera de Cataluña ha de tener despistados. Sacudió estopa a los de antes (Zapatero) y a los de ahora (Rajoy y compaña); a los de dentro (Mas, Esquerra y el papanatismo totalitario) y a los de fuera (el centralismo cerril que no sabe ver la gravedad de la situación y, menos, proponer alternativas), puso las cosas en su sitio y, en general, resultó reconfortante saber que,aunque no lo parezca, hay personas con dos dedos de frente en todos los sitios.

Cómo puede haber tal disparidad entre la prosa de ficción y el ensayo en un mismo escritor, no tengo ni idea. Parece caso de personalidad múltiple, como si el mentecato se transmutara a voluntad para ofrecernos excelentes muestras de periodismo. Sin embargo, tengo clara la conclusión: lean los artículos, nunca los libros de este peculiar personaje. Lo agradecerán. 

jueves, 25 de septiembre de 2014

Evolución.



Releo "Dos imágenes en un estanque", cuento de Giovanni Papini que está incluido en "El piloto ciego", editado por Rey Lear, y que da un giro curioso a la tradicional idea del encuentro con el doble. En este caso, se refiere a la persona que uno fue y se presenta ante el protagonista bastantes años más tarde. Recomiendo la colección de relatos y cualquier otro del estilo de "Gog", "Magog" o "El libro negro". Fundamentales. 



Casualmente, días antes había tenido una conversación de esas en las que en realidad monologaba con auditorio. Proponía a mi contertulio la sensación de que los años pasados desde que llegué a Madrid para instalarme definitivamente habían causado cambios graves en mi carácter. 

Y venía a cuento de cómo me había comportado con una persona que, en definitiva, debe de pensar que soy idiota y deseaba abusar de mi paciencia. Además, con malas prácticas. Todo, porque una vez me porté bien con él... En fin, que estuve borde pero discreto, displicente pero (casi) cortés. Y dije una porción de cosas que en absoluto pensaba cumplir. Hace una década habría obrado con mejor o peor fortuna, pero me habría enfrentado a las claras y habría sido certero, directo, quizás brutal. 

No creo que sea cuestión de cobardía. Al menos, no en su mayor parte. Es más bien la perspectiva de que mucha gente no me aporta nada en absoluto y absurdamente exige más cada vez. Me ahoga el convencimiento de que no merece la pena explicar mi punto de vista porque, o no se tiene en cuenta, o no se escucha o no se comprende. En todos los casos, un mismo resultado. 

De ahí que cada vez sea menos sincero, más cauto, más introvertido. Y no es que haya ganado en profundidad o en sutileza. Más bien, a menudo no tengo un interlocutor solvente y mantenerse al margen es el mejor modo de resistir. 

También me altero menos, para alivio de quienes me sufren. Claramente, considero que ahora soy peor persona, aunque me gusto más. 

jueves, 18 de septiembre de 2014

Otra vez.



Me gusta escribir sobre el otoño. Es una estación de deslices y, pese a no poder disfrutarla apenas por las sevicias del trabajo, siempre ejerce una ambigua influencia.

Anteanoche tuve una taquicardia insólita, injustificada, como venida a destiempo. Hoy me encontraba algo cansado. Ayer por la mañana tuve la urgencia de salir de mi despacho y andar. Me habría gustado que fuera por el monte, bien calzado y acompañado por mi perra, pero me contenté con hacerlo por los alrededores. 

Está claro que no me apetece lo que hago (¿a quién sí?) y que cada vez mi mente lo disimula peor ante mí mismo. Hace tiempo, este mes transcurría con la urgencia del agobio. Ahora, o me estoy dejando llevar por la abulia o es que todo me la suda y no quiero dejar de constatarlo. 

En cualquier caso, las nubes sufren esos abombamientos estacionales, esos desgarros y derivaciones que tanto me agradan. El viento comienza a ser más fresco. La luz, sobre todo, se ha convertido en un mundo que estaba esperando desde hace cinco o seis meses y tímidamente se afianza. 

¿Quién podría permanecer impasible?

lunes, 8 de septiembre de 2014

No sé si merece la pena...


Esa suerte que no llega nunca sí tiene, en cambio, guardado un premio: la disciplina de la espera. Es cierto que no alcanza la consumación cuasi mística del objetivo, pero mantiene la mente alerta y selecciona actitudes y preferencias que de otro modo quedarían obtusas, cercenadas. 

Especialmente, en el lado creativo; también en el humano. Se está más alerta cuando no ha habido nada que llevarse al coleto durante una larga temporada. La gazuza estimula el gusto y afina otras aptitudes. Uno debe diversificar los estímulos si quiere lograr cualquier tipo de satisfacción. Hay que ensayar posturas diferentes, no cabe duda. 

Por otra parte, esta leve insatisfacción tiñe de melancolía otros negociados que no deberían verse afectados y, de ese modo, cobran un sabor definitivamente más profundo, menos consabido, alejado de simplezas y líneas demasiado rectas. 

Prefiero no dar más argumentos. Supongo que estoy tratando de justificar algo que no termino de creerme. 

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Alguna reflexión...



No sé si eso era lo que estaba esperando, pero quizá no tuve la osadía de enfrentarme con todas las consecuencias, ofreciéndome de lleno, aceptando que era una invitación. No lo sabré nunca. Las mejores cosas de la vida sorprenden siempre, llegan inesperadas y sólo somos capaces de apreciarlas cuando han pasado brevemente por los labios, tan deprisa que no nos dio tiempo a paladearlas. 

Nos rozaron y sigueron su camino sin que fuéramos capaces de entender, ni siquiera años después, la importancia capital de ese momento escurridizo, esa excitación breve, ese detalle de apariencia inofensiva que tras la decantación del tiempo y la inteligencia cobra una dimensión gigantesca, capital en nuestras vidas. 

Desafortunadamente, no es posible volver. Sólo cabe girar la vista desde la ventana que se escapa y jurar que en la próxima ocasión seremos más intuitivos, esos seres osados y desprovistos de ataduras que nunca hemos llegado a explorar pero deben de anidar dentro de nosotros. Tienen que estar en algún lugar. 

En definitiva, más que la agonía del pasado imposible, estamos celebrando la muerte de nosotros mismos. 

martes, 5 de agosto de 2014

Gaspar Sanz.

Los celebérrimos "Canarios" de Gaspar Sanz, tocados por este músico vasco llamado Enrike Solinís, me parecen una delicia. Que está tremendamente capacitado para entender la chispa y a la vez la sutileza de la música barroca española, resulta evidente en este vídeo:



Para muestra, estas jácaras, también interpretadas con el Euskal Barrokensemble que, para desmentir tópicos y estupideces, le dan un toque flamenco y muy contemporáneo. 



Ahora solo falta ver a un grupo de andaluces tocado la txalaparta. Seguro que no desmerecían. 

sábado, 2 de agosto de 2014

Más de la Joplin.


Esta versión del clásico "Ball and Chain" en el festival de Monterey en 1967, dicen las crónicas que dejó patidifusos a los sentadísimos oyentes. No sé por qué sería... Por si acaso, y conociendo a Janis, vamos a sujetarnos a los asientos nosotros también.




Y me reitero en lo del rajó.

martes, 29 de julio de 2014

Janis Joplin.


Y hoy me doy el capricho de enlazar esta abrasiva versión en directo de "Maybe" solo por el lujo de volver a escuchar la voz de Joplin...



... En otra historia desgarradora, como es habitual en ella. Hay momentos en que tiene hasta "rajó". Hay que joderse, qué fenómeno de mujer. Y qué triste era, la pobre.

Yo, otra vez, pero tengo excusa.


Lo de cumplir años es fácil de entender. El desacuerdo entre la biología y el intelecto es algo menos llevadero. Y he constatado que a muchas personas les sucede igual: no se sienten representadas por la edad que tienen en realidad. El cerebro es mucho menos maduro que el resto del cuerpo, por así decirlo. A veces, con diferencia incluso de décadas. 

Pues bien: según consta en mi partida de nacimiento y en los recuerdos familiares, hoy hace cincuenta y dos años, a las tres de la tarde, dio la casualidad que nací en Tarazona (Zaragoza), y lo que me interesa de esta circunstancia, cuestiones anímicas aparte, es que tanto tiempo más tarde sigo como otros muchos de mi generación, sin vender una escoba. Y lo peor es que dudo mucho que alguien vaya a dejarse convencer en el futuro, así que, seguiremos con el remanente en la trastienda, dispuestos a aumentarlo sin cesar.

Vaya, que estoy optimista. Y eso que aún no me ha llegado la melancolía de la constatación. Eso sucede semanas o meses después, pero tampoco es grave. Cosa climatológica (del cerebro), más que nada. 

La realidad es que nos vemos arrojados al mundo, que dirían los filósofos, y nada nos facilita entenderlo si no se conoce lo que sucedió bastantes años antes de acceder nosotros. Y no me refiero solo a consultar los libros de historia. Es por lo mismo que no me parece bien que un inmigrante vote en el país de acogida: votará "en su país mental", no en el nuevo, puesto que ni lo conoce ni ha seguido y vivido su evolución en el plazo de, pongamos, veinte o treinta años. Lo que hace es aplicar los criterios, prejuicios y conocimientos de su lugar de origen al nuevo emplazamiento. 

Algo así somos: desconocedores de dónde hemos caído hasta muchos años después, cuando quizá ya no importa qué entendamos, porque poco podemos hacer. 

Me da la impresión de que siempre he ido a contrapelo, he estado descolocado y fuera de foco. No tengo grandes esperanzas de que lo que han sido mis últimos diez o quince años de vida vayan a cambiar en un futuro, por lo que igual está bien seguir en órbita excéntrica respecto a donde se corta el bacalao. Al menos, hago lo que me parece, lo hago cuando quiero y no doy explicaciones que a nadie se le ocurre solicitar. 

Bien: voy a dejar esta digresión, porque no creo que interese demasiado y tampoco me pone de buen humor... Simplemente, celebremos lo que nos viene. No hay más. 

domingo, 27 de julio de 2014

Leonard Cohen



No será precisamente mi músico favorito, igual ni siquiera el mejor letrista que haya oído, aunque debe de estar cerca, pero es tan condenadamente eficaz, con una economía de recursos que roza lo superlativo y una voz tan limitada como entrañable que... Es Leonard Cohen. Sin más. Insustituible. 






"Tell me again when I'm clean and sober, 
tell me again when I've seen through the horror
tell me again, tell me over and over, 
tell me that you love me then".

O qué decir de la respetuosísima y a la vez libérrima recreación del "Pequeño vals vieneś", de Garcia Lorca:





Parece mentira la de canciones imprescindibles que ha compuesto, o esos versos de antología: 

"They sentenced me to twenty years of boredom 
for trying to change the system from within. 
I'm coming now, I'm coming to reward them. 
First we take Manhattan, then we take Berlin". 



jueves, 24 de julio de 2014

Otra vez Zappa, pero en (casi) serio.

Recordarán que el 2 de mayo me marqué una entrada reivindicando las boutades de un Frank Zappa jovencito. Y que he mostrado varios vídeos con música de su variante más progresiva, pop o como queramos calificarla, tarea que tiene su complejidad. 

En este caso, enlazo "The perfect stranger", muestra definitiva (junto con la banda sonora de "200 Motels" o el estupendo "Yellow Shark") de la genialidad de Zappa como compositor, independientemente del apartado en que consignemos su producción. Está dirigida por P. Boulez, al que no creo que se pueda considerar un indocumentado en esto de la música contemporánea. Un auténtico lujo para los oídos desacomplejados. 

martes, 22 de julio de 2014

Diálogo conmigo y yo mismo.




Algo me induce a darle vueltas y más vueltas al hecho de narrar. No solo porque estoy al comienzo de algo nuevo, sino porque los planteamientos que no se realizan en este instante luego pesan sobremanera en la historia y son de difícil corrección. 

Los cimientos del puente no se pueden rectificar una vez colocadas las primeras pilastras de piedras. Habría que arrasarlo todo, hacer cuenta nueva y volver al intento. Y no sé si mi paciencia es tan grande. O si me interesa tanto la idea que tengo entre manos. Me imagino que, puesto en esta situación nada deseable, la abandonaría y pasaría a desarrollar la siguiente. 

Creo que ya he contado alguna otra vez que el buen éxito de una narración consiste en dar con el "tono". Es decir, con la "textura" de la prosa, con la calidez apropiada que permite fluir sin trabas (sin demasiadas, al menos). 




Pero qué es y cómo es ese tono, ahí radica su importancia. No es solo un problema estilístico, que también, sino una adecuación entre la prosa y la historia y los personajes, su modo de encarar la voz narradora para que encaje con todo lo demás. 

No sé si me estoy expresando ni medio bien, pero es un hecho evidente que exige gran cuidado en la planificación, en la justificación del mero hecho de narrar: por qué alguien dice y hace algo, qué motivos hay para que se esté contando esa historia.




Puede que sea algo obsesivo con este punto, máxime cuando estoy harto de encontrarme con libros que no tienen esto en cuenta  ni por equivocación. También se nota, claro. Pero he de admitir que ser reflexivo y cuidadoso en este aspecto no garantiza nada sobre la calidad posterior de la prosa. Eso es otro negociado. 

domingo, 20 de julio de 2014

Gran decepción.



Llevo días conteniendo la decepción por el resultado del pasado domingo. Y lo peor es que, ante hechos como el de la elección de Pedro Sánchez como Secretario General del PSOE, renace mi vena misántropa, que de ordinario la tengo oculta y bien amordazada. 

Otra oportunidad histórica perdida. En lugar de tener un candidato serio, inteligente, curtido y con experiencia, pero sobre todo diferente de los animales políticos del PSOE. Los mismos que han perdido en todas las elecciones desde 2011 y no han sido capaces de remontar en las encuestas ni con la corrución del PP y su infame gestión de la crisis.

Porque se ha revelado que al final es lo de siempre: vence el aparato, los poderes regionales, los parlamentarios y de ejecutivas locales, los Tomás Gómez y Susana Díaz de rigor. Y los papanatas de la militancia, a seguir la voz de su amo. Verbigracia: en Andalucía. (1)



Veremos si Sánchez es capaz de mantener la promesa, consensuada por los tres candidatos (Madina la propuso y Pérez Tapias y Sánchez lo secundaron), de celebrar primarias este otoño. 



En caso contrario, me tendré que plantear muy seriamente si quiero tener algo que ver con esta panda. Lo prometo. 



.................................................................................................
(1) Pero de qué me quejo, si yo he sido siempre del PSP de Tierno Galván y es imposible que un grupejo de la calaña de Sánchez-Gómez-Díaz me pueda convencer. 





miércoles, 9 de julio de 2014

Cansancio.



Por estas fechas suele suceder. Al fin y al cabo, llevamos tantos meses sin relajarnos que, entre el calor, la perspectiva de las (cortas, muy cortas) vacaciones y el enorme ajetreo de un solar en perpetuo movimiento (es lo que parece el insti estos días de obras, traslados, tribunales y compras) uno siente que se va desmoronando por dentro. 

Es como una pérdida de perspectiva y, a la vez, un nuevo enfoque. Creo que desajustado. Dato objetivo: no suelo ser amigo de siestas, pero acabo de levantarme de una que se me antojó imprescindible. 

Por lo menos, el domingo hay elecciones. Veo en el ambiente unas ganas nuevas de partir de cero. O no por completo de cero, pero sí para construir una nueva plataforma mental que dé cabida a la renovación imprescindible. Esta vez, de verdad, mostrando a cara descubierta qué es ser de izquierdas y por dónde les van a dar las tortas a los que tanto nos están deteriorando el cotarro. 


lunes, 30 de junio de 2014

Otro "descubrimiento".


Esto de ser un parvenu en música renacentista tiene sus ventajas. Por ejemplo, la de hallazgos emocionantes que uno se encuentra por acaso. Como este Cipriano de Rore del que nada sabía hasta que lo oí en Radio Clásica (Nacional de España, claro) y es espectacular. 
Escuchen, escuchen:



¿O no?

viernes, 27 de junio de 2014

Nueva teoría de la conspiración.



Ni es una idea nueva, ni siquiera extravagante, ni soy original en absoluto. Pero llevo bastante tiempo pensándola en voz alta y a ver si la cosa no mosquea lo suyo:

Hasta hace tres años éramos una potencia en energías renovables. España, como bien decía Alfonso X, está abastada de todas cosas necessarias y no hay mayor evidencia que el vientecillo rico que asola las costas y el valle del Ebro o el secarral estepario que es medio país, con tasas de insolación propias del Magreb. 

Pues no. El gobierno actual ha decidido que no se invierte en renovables, ni en ecológicas, ni en hostias en vinagre. Incluso se ha llegado a gravar la autoproducción energética, cuando antes se fomentaba el que los particulares la vendieran a la red eléctrica. El que quiera energía, que la compre a las eléctricas, térmicas, nucleares y etcétera de siempre. 

¿No tiene esta actitud  (incomprensible, por otra parte, cuando en países menos privilegiados se está haciendo lo posible por aprovechar las energías alternativas) un tufillo a pago de favores?

¿A nadie se le ha ocurrido pensar que estas Endesas, Iberdrolas, Fenosas y demás gentes de gran virtud (1) están por fin recogiendo los intereses de apoyar ciertas campañas electorales, a cierto PPartido y a ciertos personajes? (2)




---------------------------------------------------------------------------------------------
(1) Recordemos las últimas movidas con el ministro Soria y el timo de la estampita que han conseguido endilgarnos con lo de la subasta eléctrica. Sería de chiste si no se tratase de una estafa, sin duda. 
(2) No hay que olvidar la hazaña de J. Mª Aznar cuando, en su primer mandato, entregó una pastizara gansa a las eléctricas por el famosísimo déficit tarifario que esa panda de ladrones todavía sigue exigiendo sin más garantías que su tenacidad. Porque de déficit, nada, oigan. Mucha caradura sí que hay. Y ganas de ciertos miembros del gobierno por labrarse una jugosa jubilación en los consejos de administración de esas mismas empresas. 

jueves, 26 de junio de 2014

Volumen II de "Las Mil y Una Noches" (Editorial Aguilar), que comienza así:




Noche 258. 

"Cuentan también que el rey, el equitativo Anuschirván, salió un día de cacería y hubo de distanciarse un poco de su escolta, persiguiendo una gacela. Y en tanto iba tras ella, hubo de divisar una alquería allí cerca. 

Iba sediento el monarca y era mucho lo que la sed le atormentaba, por lo que se dirigió a aquel caserío y llamó a la puerta de la primer casa que halló en su camino. 

Salió a abrirle una muchacha, y el rey pidióle un poco de agua. Miró la joven al monarca y tornó a entrar en su casa. 

Pero a poco volvió, trayendo en su mano una caña de azúcar, y exprimió su xumo en un vaso con agua y vertió en ella un poco de esencia que parecía tierra. Después de lo cual presentóle el vaso a Anuschirván. 

Miró éste el vaso y, al ver en él aquello que parecía tierra, empezó a beber despacio y como con desgana, hasta que al fin no dejó nada. Y después díjole a la muchacha: 

-¡Ye, mocita! El agua que me diste me supo exquisita, sólo que esos polvos que echaste en ella enturbian toda su pureza.

-¡Ye, huésped ilustre! -respondióle la joven-. Esa escoria que te desplació echéla yo en el agua con toda intención. 
-¿Y por qué hiciste tal? -inquirió Anuschirván.

-Pues escucha y verás -le contestó la joven. Cuando llegaste acá, venías tan sediento que, al darte yo de beber, temí que apurases de un trago todo el vaso y que te pudiera hacer daño. De cierto que si no echo en el vaso ese polvito te lo bebes todo de una sentada. Y sabido es que el agua así bebida no sienta bien. 

Maravillóse Anuschirván, aquel monarca dotado de equidad, de oír las palabras de la joven y admiró su perspicacia y comprendió que lo que le dijera era indicio de fina inteligencia."


Yo voy a seguir leyendo esta historia...

jueves, 19 de junio de 2014

"Starman" y "Life on Mars?", de Bowie.


Una vez empieza no puedes detenerlo. Hay que ver cómo me gusta esta época de Bowie.



Con el añadido de los ropajes, que son para no perdérselos.

Un detalle sobre el oficio.




Estaba pensando que ya había terminado el libro y, sin embargo, surgió un añadido de última hora. Por experiencia, sé que puede no acabar ahí. El flujo de la creación es tan arbitrario y azaroso que igual te tiene cinco años en el dique seco y luego, en dos meses (más o menos), da a luz cosa de setecientos versos como si nada. Y con cambios llamativos dentro de mi línea poética. 

Hay que joderse. Uno no acaba de conocer nunca su cerebro. E intuyo que dentro de nada atacaré el comienzo de una nueva novela que ya está perfilada y "vestida" casi por completo... Habrá que ver si se deja. 

"The man who sold the world", de David Bowie.


Hoy necesitaba un masaje mental y nadie mejor que mi adorado Bowie con una de sus (20 o 30, por lo menos) mejores canciones. Y pensar que la publicó en 1970...




domingo, 15 de junio de 2014

Desvergüenzas.


La reducción de becas no era suficiente. Ahora se proponen eliminarlas o, como ellos dicen, sustituirlas por préstamos que habrá que pagar tras los estudios superiores. Y mienten otra vez, diciendo que en el norte de Europa no se dan becas. ¡Pero si las hay hasta para la manutención y vivienda de los estudiantes!

Lo de los permisos para hacer prospecciones petrolíferas en zonas protegidas o de gran actividad turística sería inconcebible en cualquier otro país del entorno, pero no en el nuestro y muy querido. Querido para nosotros, porque el gobierno se ha propuesto destrozarlo a conciencia. Y todo para menos de seis meses de suministro de hidrocarburos. Con dos cojones. 



Para (no) acabar con la lista de desvergüenzas, volvemos a Madrid, Galicia y algún otro lugar que no recuerdo. Han decidido no abrir los comedores escolares durante este verano y, por tanto, no dar una comida al día a los niños que realmente lo necesitan, con el argumento de "qué van a pensar de nuestra comunidad si hacemos eso, qué imagen estamos dando". 




En el caso de González, el presidente madrileño que tan baratos compra los áticos marbellíes, dice que "porque no hay niños con problemas de alimentación en la Comunidad Autónoma de Madrid". Y se queda tan ancho. Entre siete millones de personas no hay ni la más mínima franja de población en esa situación. ¿No estaremos viviendo en la Comunidad de Jauja? ¿O en la de los Mundos de Yupi?



¿Se entiende ahora por qué digo que hay que echar a esta gente del gobierno?

miércoles, 11 de junio de 2014

Franzk Zappa. "Cosmik Debris"


Y ahora, una excelente versión en directo del "Cosmik Debris". ¡Toma Blues eléctrico del bueno!


"In the mood for love", de Shigeru Umebayashi.


La mayor sencillez, la plasticidad, la emoción, esa indecisa melancolía que se apodera de todo...


sábado, 31 de mayo de 2014

"Introducción del Simbolo de la Fe", cap. XIV, IV


Dice un fragmentito de Fray Luis de Granada:

"Mas ya que la necesidad del mantenimiento nos obligó a tratar de los canes, añadiré aquí otra cosa, la cual servirá, no para todos, sino para aquellos que anhelan a la perfección de la vida cristiana, la cual vi representada tan al proprio en un lebrel, que no había más que saber ni que desear. 

Porque en él vi estas tres cosas que diré. La primera: que nunca jamás por jamás se apartaba de la compañía de su señor. La segunda: que cuando alguna vez el señor mandaba a alguno de sus criados que lo apartase dél, gruñía y aullaba y, si lo tomaban en brazos para apartarlo, perneaba con pies y manos, defendiéndose de quien eso hacía. La tercera cosa que vi fue que, caminando este señor por el mes de Agosto, andadas ya tres leguas antes de comer, iba el lebrel carleando de sed. Mandó entonces el señor a un mozo de espuelas que lo llevase por fuerza a una venta que estaba cerca, y le diese de beber. Yo estaba presente, y vi que, a cada dos tragos de agua que bebía, volvía los ojos al camino por ver si el señor parecía, de modo que, aun bebiendo, no estaba todo donde estaba, porque el corazón, y los ojos, y el deseo estaba con su amo. Mas en el punto que lo vio asomar, sin acabar de beber, y sin poder ser detenido un punto, salta y corre para acompañar a su señor. 

Mucho había que filosofar sobre esto. Porque el Criador no sólo formó los animales para servicio de nuestros cuerpos, sino también para maestros y ejemplos de nuestra vida, como es la castidad en la tórtola, la simplicidad de la paloma, la piedad de los hijos de la cigüeña para con sus padres viejos, y otras cosas tales. Mas volviendo a nuestro propósito, si el amador de la perfección tuviere para con su Criador estas tres cosas que este animal tan agradecido tenía para con el señor que le daba de comer por su mano, habrá llegado a la cumbre de la perfección".

Y todavía hay quien se extraña de que me guste leer a Fray Luis, bien sea el de León o el de Granada. Estoy persuadido de que desde esta época, o poco después, no se ha vuelto ha escribir con la elegancia, sencillez y soltura que encontramos en cualquier prosista mediano del Renacimiento. Por no hablar de Cervantes, que es caso aparte. 

Así nos luce el pelo literario. 

viernes, 30 de mayo de 2014

"El puente de Vauxhall", de Javier Sebastián.




Malo cuando tengo que andar buscando excusas para que las cosas cuadren con lo que siempre he pensado de ellas. Y no es la primera vez que me sucede con las novelas de Javier Sebastián. 

Suelo comentar que lo considero un buen narrador, con recursos técnicos y buena prosa. Sin embargo, cuando acabo de leer sus relatos no consigo sentirme satisfecho. Quiero decir: no me gustan. Bueno, tampoco es eso. No me acaban de convencer, sería más apropiado. En realidad, es que no sé qué hace este hombre, no veo qué pretende jibarizando de ese modo sus valiosas capacidades. 

Creo que es una cuestión estética, más que propiamente literaria. Otra vez no me estoy explicando bien: es como si decidiese a toda costa tomar una postura sobria, estoica, despegada e incluso displicente ante el hecho de narrar. Y que lo hiciese malgré lui, contraviniendo sus instintos e incluso sus dotes. He de decir que, lamentablemente, no le sienta nada bien.  



Cierto es que no da facilidades al lector, a mi modo de ver sin ningún contrapeso de sustancia narrativa que compense la relativa dificultad de centrarse en la lectura de unos cuantos fragmentos. Pero, superados los primeros despistes, la nula caracterización de los personajes, a menudo poco más que un nombre reiterado y los escenarios más bien parcos, que no dejan demasiada carne para la imaginación del lector, uno puede seguir la trama sin complicaciones. 

El caso es que, a menudo no apetece. Hace falta una cierta disciplina para terminarse algunos de sus libros. En este último, sin ir más lejos, el asunto de la muerte de Lady Diana Spencer en un túnel de París y una supuesta trama que, incomprensiblemente, urde su asesinato y el de una adolescente con quien se había relacionado, me importan un bledo. Ni me parece una historia atractiva ni Sebastián la hace más interesante. Todo lo contrario. Estoy todo el tiempo esperando ver si de pronto alguien hace o dice algo. Y, si mi memoria despistada no me engaña, esto solo sucede al final de la novela, en las últimas diez o quince páginas. Demasiado tarde. Me había desentendido mucho antes. 

No tienen sentido chuparse 225 páginas de minucias para seguir los devaneos de la memoria de una monja polaca, de su anónima interlocutora, que es quien narra la historia, y de los Lassange, Dolado y demás absurdos que aportan lacónicas minucias sobre los últimos días de vida de esa pavisosa de Lady Di. 



Me he aburrido con esta novela, y es una pena. Javier Sebastián es un buen narrador, aunque me cueste demostrarlo. 

sábado, 24 de mayo de 2014

Bisoñez perpetua.



No suelo comentarlo, pero uno de los mayores empujes para volver a la escritura, sobre todo cuando se trata de prosa, es la inexperiencia. 

Por supuesto, me refiero a mí. No creo haber leído esto en muchos otros escritores. Se trata de la sensación de que con cada nuevo proyecto, tan largamente meditado y madurado, estoy como cuando era adolescente y planeaba grandes obras que, por descontado, han sido imposibles de llevar a cabo. O no tanto, porque en mis novelas suele haber un germen de temas, de ideas muy anteriores, que en su mayor parte tienen origen en experiencias de inmadurez. 

Pero decía que el enfrentarse con una novela todavía sin diseñar por completo, aunque con las líneas generales ya bien definidas, es como dar un salto al abismo. No porque dé miedo, a estas alturas ya nos vamos conociendo y hay recursos para aderezar casi cualquier desatino, sino por la indefinición del resultado final, que a veces no se parece demasiado a lo imaginado en bruto. 

Es que el lenguaje, igual que la narración, ya lo he comentado, tiene sus propias reglas, sus ritmos y engranajes. No se pueden forzar impunemente. La única solución está en adaptar a las sinuosidades de la materia lo que ideamos de un modo concreto sin estragar el resultado, sin que se note la tramoya del autor. Si se está obligando a que los seres autónomos se comporten como peleles, eso se percibe. Eso chirría y no es creíble.  



Por ello, a veces sucede que me surgen personajes inesperados, o que actúan de un modo que no se me había ocurrido pero "es lógico" que lo hagan de ese modo. Los hechos anteriores lo exigen(1) y llevan a que sucedan tal y cual cosa, a que aparezca un contrapeso, un equilibrio para el excesivo protagonismo de tal personaje, etc. Es cuestión de encajar las piezas con que se cuenta y ver si quedan huecos o algunas se solapan. Pura arquitectura, aunque elaborada con menos frialdad y más instinto. 




-------------------------------------------------------------------------------------------
(1) Este es uno de los (menos importantes) argumentos que sostengo en contra de la existencia de dios: su inutilidad. Aun suponiendo que existiera, una vez dadas las condiciones del universo, no estaría capacitado para actuar sobre él, para intervenir en la Historia, lo mismo que un narrador eficaz no puede forzar la maquinaria de su novela para que sucedan cosas inviables. Acaba por destrozarla. De ahí que, si no puede hacer nada, ¿qué más da que exista o no? ¿Acaso importa la existencia real, física, del autor cuando se está leyendo su texto? 
Ya digo que es un argumento menor: otro más importante sería el de su pertenencia necesaria al universo del que se pretende que ha sido creador: una contradicción flagrante. 
Para más argumentos, estos de tipo científico, recomiendo encarecidamente "Un universo de la nada", de Lawrence M. Krauss (Editorial Pasado & Presente, Barcelona, 2013). Tras su lectura no se puede pensar del mismo modo, lo aseguro.