sábado, 7 de julio de 2012

"Roja como la sangre", de Tanith Lee


La hermosa Reina Bruja abrió el estuche de marfil donde guardaba su espejo mágico. El espejo estaba hecho de oro oscuro, oro tan oscuro como la cabellera que se derramaba sobre la espalda de la Reina Bruja. De oro oscuro era el espejo, y tan antiguo como los siete árboles de troncos negros y achaparrados que había al otro lado del cristal azul claro de la ventana. 
Speculum, speculum -le dijo la Reina Bruja al espejo mágico-. Dei gratia.
-Volente Deo. Audio.
-Espejo -dijo la Reina Bruja-, ¿a quién ves?
-A ti, mi señora -replicó el espejo-. Y todo lo que hay en esta tierra. Salvo a una persona. 
-Espejo, espejo, ¿a quién no ves? 
-No veo a Bianca. 


La Reina Bruja se persignó. Cerró el estuche que contenía el espejo, fue lentamente hasta la ventana y contempló los árboles a través de los paneles de cristal azul claro.


Catorce años antes otra mujer se había detenido ante esta ventana, pero no era como la Reina Bruja.  Aquella mujer tenía una cabellera negra que le caía hasta los tobillos; vestía un traje carmesí y llevaba el cinturón a la altura de los pechos, pues su embarazo estaba muy avanzado. Y esta mujer abrió la ventana que daba al jardín invernal, donde los viejos árboles se agazapaban entre la nieve. Cogió una afilada aguja de hueso, se la clavó en un dedo y dejó caer tres gotas de sangre sobre el suelo del jardín. 


-Que mi hija tenga el cabello tan negro como el mio -dijo-, tan negro como la madera de estos viejos árboles retorcidos. Que tenga la piel como la mía, blanca como esta nieve. Y que tenga mi boca, roja como la sangre. 


Y la mujer sonrió y se lamió el dedo. Llevaba una corona en la cabeza, y la corona brillaba en el crepúsculo como una estrella. Nunca se acercaba a la ventana antes del crepúsculo; no le gustaba el día. Era la primera Reina, y no poseía un espejo.




Bien: si este comienzo de "Roja como la sangre", un cuento de apenas catorce páginas de la autora británica Tanith Lee, no anima a seguir leyendo, de verdad que no sé qué lo puede lograr. Yo lo encontré en una recopilación interesante, pero más bien irregular, de relatos de vampiras publicada por Valdemar. 




Y, en efecto, es una versión oscura, desencajada y lírica del cuento clásico de Blancanieves, con sus siete enanitos incluidos. Lo sorprendente es que, jugando con elementos tan manidos y siempre al borde de caer en lo naïf y en el ridículo, evita el tedio y da una revisión gótica del cuentecillo que provoca más de un escalofrío. Aquí nada es consabido, todo parece diferente de lo que hasta ahora nos han contado. Y, al acabar, uno tiene la sensación de que eso era lo que realmente sucedió en aquel bosque y no otra cosa. 


La grandeza de una buena versión es hacer que parezca imprescindible, tanto o más que el original. 




P.D.: Podéis leerlo entero en 
http://archivorelatos.blogspot.com.es/search/label/TANITH%20LEE

(aunque la traducción de Valdemar es bastante mejor).

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