miércoles, 15 de noviembre de 2023

"Marea de mi tiempo", premiada en Zaragoza.


    A ver, parece que desde hace años no encuentro motivos para entrar en este blog casi abandonado salvo cuando hay noticias que comunicar. Noticias de carácter literario, quiero decir. Y anteayer tuve la sorpresa de recibir el XXXIII Premio de Narrativa Santa Isabel de Aragón, Reina de Portugal, que concede cada año la Diputación Provincial de Zaragoza. 
    La obra premiada, una novela que escribí en el tiempo récord de unos seis meses el año pasado, se titula Marea de mi tiempo.
   Pues estaba en casa desprevenido, revisando una página web de muebles para elegir una mesita de comedor, que buena falta nos hace, cuando recibí la llamada de una amabilísima funcionaria de la dicha Diputación para indicarme que me enviaba por correo el modelo 145. Debía cumplimentarlo y enviarlo por e-mail para proceder a gestionar el premio. "¿Qué premio?", le dije. "¡Ah, que no se lo han comunicado!", respondió la pobre, casi tartamudeando. Y me dio la noticia del fallo, que se había producido al menos una semana antes, creí entenderle. Hay que joderse con los burócratas, con lo organizados que parecen, la de veces que patinan. 
    El Santa Isabel de Aragón llega en un buen momento, pues ya casi había desesperado de poder publicar mi última novela y estaba agotando los últimos cartuchos de la batería de editoriales, agentes literarios, encuentros con editores y premios varios que sondeo normalmente al terminar una obra. Créanme cuando digo que toco en todas las puertas que se me ocurren y casi no quedaba vecindario que molestar. 
    Por otra parte, y no es cinismo, el azar de los premios literarios que organizan empresas privadas y bastantes entidades públicas asociadas con editoriales cada vez me resulta menos azar y más compadreo de agentes, cuadrillas de amiguetes y pago de favores. Así que fue mayúscula la sorpresa al recibir el premio de la Diputación de Zaragoza, yo que hasta hace un rato ni siquiera conocía a los miembros del jurado. De nombre, quiero decir, porque tampoco he tenido el placer de verlos en persona. Y bien que me intriga conocer sus motivaciones, créanme.  
    Además, soy un tanto peculiar en mis hábitos de escritor y, en lo tocante a las novelas, me cuesta mucho comenzar la escritura de una mientras la anterior no la tengo colocada. Con lo que ahora sí puedo dedicarme a lo que realmente me interesa, ya puedo dar inicio a una historia que llevo pensada y repensada desde hace al menos diez años y que me va a costar bastante más que Marea de mi tiempo, eso lo doy por seguro. Ahí está la emoción. 

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