jueves, 11 de septiembre de 2008

Presentación de PARECE SEPTIEMBRE


Hola, de nuevo, y esta vez con una buena noticia:
Ya tenemos fecha para la presentación de PARECE SEPTIEMBRE.
Será el próximo viernes, 19 de septiembre, a las 20:00 horas, en la Librería Antígona de Zaragoza (C/ Pedro Cerbuna, 25, frente a la Universidad), y la introducirá el estupendo autor oscense Carlos Castán. También espero poder contar con la asistencia del director de Editorial Nostrum, Pablo Méndez, que ha prometido darse un garbeo por la city para celebrar el momento.
En fin, que esperamos estar los indispensables, o casi todos, y que cualquiera es bienvenido. Por cierto: os prometo que hablaré poco. Lo necesario.

Ahora viene la reflexión:
¿No os parece, discretos y desconocidos lectores de esta paginucha, que esto de las presentaciones de libros no pasa de ser una excusa para verte con los colegas?
Algunos acuden al rollo macabeo porque hace tiempo que no coincides y qué mejor ocasión para tomarte unos vinitos y tal. Otros, por no dejarte solo en la estacada. Y es que da bastante pena ver medio vacío el local donde te desgañitas exponiendo cosas que escribiste hace siglos. Otros más, que también existe esta raza de cabritos, para ver si te trabucas en el momento menos oportuno o simplemente tropiezas con los cables del micrófono y te das el batacazo.
En definitiva, que los que deberían estar presentes rara vez aparecen: críticos, lectores apasionados, chicas de muy buen ver...
Y sí suele estar ese señor latoso a quien nadie conoce que se empeña en cuestionarte sobre cualquier chorrada sin relación ninguna con el libro presentado. Sobre todo, porque no lo ha leído ni tiene la menor intención de hacerlo, que dieciocho euros son demasiados para la tercera edad.
Si no le haces caso, mal. Monta el pollo. Si contestas airadamente, peor. Monta un pollo más gordo. Y si respondes manteniendo la sonrisa con toda amabilidad, como suelo hacer yo, que a veces soy medio idiota, entonces has echado la tarde y no te libras de él ni con espátula.
Tampoco olvidemos el niño que llora a destiempo, el cliente que pregunta en voz bien alta si ahí hacen fotocopias, esa extraña persona con cara invertebrada que se queda un buen rato mirando fijamente, sin mostrar expresión ninguna, sin mover un músculo, y de pronto desaparece... Dentro de unos días os haré un pequeño comentario de cómo fue el acto. Igual os resulta interesante. Eso, suponiendo que no estéis allí para verlo.

No hay comentarios: