martes, 13 de enero de 2009

Piece of my heart, baby



"Take it, take another little piece of my heart now, baby". Y ese riff de guitarra poderoso, y esas melodías estremecedoras, y el poder de toda la carne y sangre y el sudor puestos al límite del ritmo.

Quién consiguiera verter tanta inmediatez, el momento de la victoria y también la destrucción absoluta, el éxtasis que remeda el orgasmo pero no lo es. Porque no necesita sino repetirse y repetirse, no se agota sino en su propia esencia.

El prodigio de una voz acunada en olas que son suyas desde el mismo inicio del cantar. De unas cuerdas lanzadas a la contención que rebosan cuando resisten y se expelen en la renuncia.

-Deseaba tanto ser músico, volcar las emociones en un recipiente menos frío que estas líneas-.

Summertime, ¿por qué no? 1969. Nunca existí en aquel concierto, no entendí la divisoria, las aguas del tiempo no me urgieron. Y ahora, sin embargo, beso a Janis por haber conmovido tanto como excedía en Hendrix, por su augusta selección de lo mejor.

Con palabras puntear la tensión. Con el párrafo exacto rendirse a la excelencia.

En el ámbito de lo escrito, no otra cosa quise hacer en 2003. Quién sabe si el eco de las matrices se reflejó medio muerto en aquellas páginas. Yo, sinceramente, me inclino ante los maestros, las voces de los pasados que aún están. Vivo sin ser.

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