lunes, 23 de febrero de 2009


(Cy Twombly)


La sensación de que algo íntimo falta, de que quien ha sido tantos años responsabilidad de uno y ya no está, en realidad sí me espera ansiosa al otro lado del respingo.

Así siento a diario la ausencia. Así me duelen las yemas de los dedos cuando intento escribir y no lo logro. Así respira jadeando la brecha que ha dejado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola de nuevo, viejo zorro. Llamadme Ismael. No solo percibo ternura, el último texto tiene un suave perfume a melancolía de la mejor escuela. Cierto, la ausencia produce respingos pero tambien proporciona un calor comparable a un baño caliente si se dosifica el escalofrío.Volveré por estas páginas.Son hermosas.