miércoles, 4 de marzo de 2009

De vivir



Algunos días establezco referencias. Otros, salto por los aires las tablas de la norma.

Reducido al ghetto perplejo de la observación, la voz que habita al fondo fermenta y gruñe airada, como si el culpable de ser tan José Mª fuera sólo yo.

Sé que existieron andamios en los que me columpiaba, considerándolos eternos. Cuando ciertos obreros míos los retiraron, parte de la fachada fue cayendo.

Hoy mismo he visto derrumbarse un atlante labrado en yeso que andaba cariado desde las últimas lluvias, las que dijiste que no me harían ningún mal.

Qué podría decir en mi descargo: Me tengo que concentrar.

Pero es que me tengo que concentrar.

1 comentario:

Andrés Glez. Déniz dijo...

Este texto empieza muy bien, prosigue de modo inmejorable y pierde fuerza con la repetición final.