miércoles, 21 de julio de 2010

Lamento della ninfa, Monteverdi, La Venexiana




¿No oís cómo se desgarra, de qué forma tan obscenamente dolorida demuestra su pasión? ¡Miserella!

"Amor", dicea, il ciel
mirando, il piè fermò,
"Dove, dov´è la fe'
che'l traditor giurò?"

     Miserella, ah più no, no,
     tanto gel soffrir non può.

"Fa che ritorni il mio
amor com'ei pur fu,
o tu m'ancidi, ch'io
non mi tormenti più".

¿No os recuerda a la Bucólica VIII de Virgilio? 

Traedme de la ciudad a casa, traedme a Dafnis, ensalmos míos.

Estos despojos me dejó una vez aquel pérfido, sus prendas queridas; ahora, bajo el mismo umbral, te los confío a ti, tierra: estas prendas me deben a Dafnis.

Traedme de la ciudad a casa, traedme a Dafnis, ensalmos míos.

Estas hierbas y estos venenos cogidos en el Ponto me los dio Meris mismo. Con éstas lo he visto muchas veces convertirse en lobo y esconderse en los bosques, sacar muchas veces las almas de los sepulcros profundos y cambiar a otros sitio las mieses sembradas.

Traedme de la ciudad a casa, traedme a Dafnis, ensalmos míos.

Saca fuera las cenizas, Amarílide; tíralas a la corriente del arroyo, tras tu cabeza, y no mires atrás. Con éstas voy a atacar a Dafnis.

El amor también produce escalofríos, y no precisamente de placer.

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