domingo, 24 de noviembre de 2013

"Middlesex", de Jeffrey Eugenides (I).




En los últimos días he leído dos de los tres libros que ha publicado el novelista estadounidense Jeffrey Eugenides, "Las vírgenes suicidas" y "Middlesex". 

Ambas me han gustado. La primera, por el uso (más bien falso) del nosotros como persona narradora y la delicadeza brutal con que narra hechos más bien truculentos. La segunda, por razones bien diferentes. 

Estoy totalmente en contra de ladrillos de más de quinientas páginas de densa escritura (por cierto: lo he leído en inglés, Ed. Picador, Nueva York, 2002, y su precio de trece euros en rústica no creo que tenga equivalente en el mercado español: habrá que saber cómo es posible tal diferencia de precios). En general, creo que no hacen falta tantas palabras para contar una historia. 

Y es que a "Middlesex" le sobran unas cuantas. La afición de los anglosajones por las sagas familiares y la morosidad de las descripciones hacen que a ratos caiga en la diarrea verbal. Me las he visto negras para entender la gran riqueza de vocabulario técnico (en la fábrica Ford, por ejemplo, o en las minuciosas descripciones de Detroit). 

En otros muchos casos, sin embargo, está plenamente justificado, y si ocupa tantas páginas pormenorizando, por ejemplo, la vida de los abuelos en Bithinios y el incendio de Esmirna, lo elegante de la dicción y la fuerza narrativa las aligeran enormemente. 



En realidad, la vida del protagonista y (casi siempre) narrador no comienza hasta la mitad del libro. Caliope Estefanides nace como mujer y es educada como tal pero, debido a una mutación genética, en la adolescencia se desarrolla como hombre. La narración pormenorizada de sus conflictos y tentativas de adolescente hasta su huida a San Francisco, donde finalmente asume su papel masculino, están narradas de manera casi siempre convincente. Véase, por ejemplo, la relación "lésbica" con el Oscuro Objeto, su compañera de clase.

Salvo ciertos deslices y licencias narrativas que atentan contra la sólida estructura del libro, he de decir que esta novela me ha seducido. Adivinaba casi en todo momento lo que iba a suceder, pero seguía ansioso por volver la página para ver cómo lo contaba. Pocas veces puedo decir que me atrapen en la maraña narrativa, máxime con las prevenciones que he anotado antes. Pero me ha emocionado y divertido. Una novela considerable, sin duda alguna. 

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