domingo, 23 de febrero de 2014

Reivindicación del verbo.




La tendencia elemental de cada cual es reducir al mínimo la exposición al azar. Más, en estos tiempos delicados que sufrimos. Pero el viento nos golpea de improviso, nos guste o no. 

Hay versiones infinitas de esta misma evidencia en cualquier tradición literaria. A veces, la búsqueda del golpetazo es voluntaria, pero más como terapia para otra violencia cotidiana, la carcoma del tedio o el sinsentido diminuto de nuestras existencias sin ventanas abiertas, antes que como búsqueda de una verdadera liberación. 

Los modestos, vagos, medrosos o débiles de voluntad preferimos la fantasía. Los más abiertos al mundo se despeñan en aventuras que, en definitiva, sólo valdrán si el débil las recoge. El replicante interpretado por Rutger Hauer en "Blade Runner" declama, poco antes de apagarse, las maravillas que ha contemplado, el absurdo brutal de una existencia que en sí no tiene más valor que las famosas "lágrimas en la lluvia". 


Porque alguien debía saberlo, contarlo, revivirlo eternamente por medio de la palabra. Alguien debía contentar esa existencia vicaria del narrador, a veces tan intensa que también asusta, pero que siempre mantiene a distancia el fuego candente de lo real. 

Única manera de manejarlo para que otros puedan servirse de él y entender lo que nos acongoja. 

No hay comentarios: