miércoles, 2 de abril de 2014

Afición nacional.




Las chicas tienen su mérito, para qué negarlo. Porque hay que tener cuajo para exhibir tus dudosas destrezas ante el mundo, pasarte por el arco de triunfo la crítica propia y ajena, gustarte de ese modo desaforado y encima creer que estás espléndida porque todos te miran. Creo que de esto sólo son capaces las mesnadas del opus dei, los neonazis y otros grupúsculos políticos o religiosos de parecida ralea. 

Una vez pasada la sorpresa inicial, ya hace semanas, descubro que no tengo nada que decir sobre las hermanas Bellido Durán. Ellas ponen todo en evidencia. No hay más que ver sus engendros, si uno soporta la montaña de vergüenza ajena que se le viene encima a los pocos segundos, y dejarse llevar por la extraña capacidad de atracción que posee lo extraño, lo disforme, lo monstruoso. 

Los españoles somos muy aficionados a reírnos del tonto del pueblo. Cuanto menos consciente es el pobre bruto de que hace el ridículo, más diversión para la muchachada. Incluso le animamos a que siga con sus bailes absurdos, sus discursos aberrantes, el gesto que proclama la idiotez. No hay nada como sentirse diferente para demostrar nuestra propia valía. Por eso somos normales, superiores. 

No me malinterpreten: yo entiendo que la estupidez es hipnótica. Viendo estos vídeos inenarrables no puedo dejar de regocijarme, a la vez que me dan lástima. Pero desde que se descubrieron hemos asistido a la ridiculización de estas freakies en bastantes programas de entretenimiento. 

Parodias, chistes brillantes o facilones, burlas sin disimulo (1). A ver quién da más. La sensación de un momento, hasta que se pasen de actualidad y vuelan a ser las pobrecillas casi conmovedoras y bastante irritantes que cantan por una promesa. Y porque son incapaces de entenderse, de verse desde fuera y sopesar que la realidad, aparte de muy tozuda, es cruel e inflexible con el alcance de nuestros logros. 

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(1) El delirio llegó con esta ¿canción? ¿cantada? en ¿inglés? Menos mal que le ponen subtítulos.

1 comentario:

Unknown dijo...

En verdad los vídeos son escalofriantes y ciertamente a una le chirrían los oídos al escuchar ese inglés (si es que se le puede llamar así).
Cuánta razón lleva en lo mucho que nos gusta sentirnos superiores y reírnos de los bobos, los cuales a veces saben qué hacen y a veces no; lo mucho que nos gusta incitarles a más, para conseguir aumentar las risas y la burla.
Ciertamente, a veces somos más estúpidos nosotros, los que incitamos a las tonterías, que los que las hacen.
Estoy totalmente de acuerdo con usted.Y sí, muy divertida la entrada, tenía razón esta mañana. Me ha alegrado la tarde.
Un saludico.