jueves, 9 de octubre de 2014

No, no es lo mismo.



A algunos (a muchos, a lo que se ve) les traerá sin cuidado, no lo dudo, pero afirmo que no es la misma cosa escribir excelentes colecciones de cuentos como "Los que duermen" que enfrentarse con una novela y salir bien librado del intento. 

Es lo que ha ensayado Juan Gómez Bárcena, de quien ya comenté elogiosamente su libro de cuentos en la entrada de 23/2/14. Me refiero a enfrentarse con lo novelesco y, por lo que dicen innumerables gacetilleros, hacerlo con brillantez. 

Me he resistido durante meses a escribir este comentario porque, aunque no puede decirse que sea malo, no estoy muy contento con el resultado de su primer enfrentamiento con la narración de largo aliento. Y es que no es tarea fácil desarrollar la anécdota a lo largo de doscientas y pico páginas sin que le pese al lector, sin que dé la sensación de que se está alargando artificiosamente y lo que sucede no acaba de contar con la variedad y hondura suficientes para mantenernos pegados a la historia. 

Además, esta ni siquiera me ha interesado demasiado. La de dos jovenzanos que en la Lima de principio del siglo pasado traman un ardid para engañar a Juan Ramón Jiménez, por muy cierta que sea, la verdad es que me da lo mismo. Incluso si, como parece que sucedió, Juan Ramón se enamora a distancia de la señorita limeña que se inventan los juerguistas. Todo para conseguir algún libro de poemas dedicado por el autor. 

No sé si alguien piensa todavía que lo verdadero debe ser verosímil. En "El cielo de Lima", Juan Gómez Bárcena no lo logra casi nunca. Menos, cuando a mitad de volumen la novela decae visiblemente y solo se sostiene en parte por la buena prosa del autor. 

Prosa que, como no podía ser de otro modo, ha perdido la tensión, elegancia y eficacia que me encantaron en sus cuentos. Porque sostengo, a pesar de todo, que Juan Gómez Bárcena es un buen escritor y estoy seguro de que en el futuro dará muestras de ello. 




Si la historia hubiera servido como excusa para profundizar, bien en la época, bien en los personajes principales, que tienen su atractivo pero no acaban de desarrollarse, solo de ese modo, digo, podría haber cobrado algún interés. Pero el autor desperdicia estas posibilidades por contar el devenir algo errático de los personajes, que no terminan de perfilarse con energía. Muy al final, no obstante, remonta algo lo floja que ha sido la segunda mitad del texto. 

De todos modos, "El cielo de Lima" ha gustado bastante por ahí y parece que se está vendiendo bien. Será que no tengo ni idea de literatura y todo se me hace solimán. Yo, por el momento, sigo esperando algo más acorde con su verdadero nivel. 

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