viernes, 10 de abril de 2015

Ambientillo.


Hay ambiente de novedades entre el público; al menos, en Madrid, que es donde me muevo casi en exclusiva en estos últimos meses. 



Por lo pronto, gentes que solían callar como estatuas de bronce ahora se destapan y no solo admiten lo de "hace falta cambiar a estos", sino que incluso avanzan con timidez o de forma bien resuelta los nombres que les hacen más gracia. 

Que si Podemos, que si Ciudadanos, y eso que ambos deben demostrar que no son lo que muchos sospechamos que sí, desde luego que sí son... Cualquiera parece bueno con tal que no suene a lo de los últimos años. 
Se desprende la naftalina y surgen figuras de prestigio no asociadas con la profesión política: Gabilondo, Carmena, García Montero o Carmona. Lo dicho: cualquiera menos los que ya conocemos cómo nos han tratado hasta el momento. 

Pero también están Aguirre y la Cifuentes, y ahí se me revuelven las tripas, porque intuyo que la caverna no va a dejar de encumbrarlas otra vez adonde no se merecen.

En efecto: no creo que en ningún país europeo tuviera una impresentable como Esperanza Aguirre, rodeada de corruptos, responsable, por tanto, de la corrupción que ha permitido y/o amparado, la menor posibilidad de presentarse a la alcaldía de la capital. Vergonzoso. A ver si dentro de mes y medio se dan un buen batacazo y nos libramos de esa bruja de una vez. ¡Qué ganas tengo!




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