sábado, 18 de octubre de 2008

El 6 de junio de 2005, creo que sería...



...Cuando me llamaron de la editorial Punto de Lectura. Qué risas, oye: habían encontrado un original de PARECE SEPTIEMBRE amontonado entre otros por causa del traslado de su sede general y el título les había llamado la atención. Vaya, que les gustaba mucho la novela y estaban interesados en publicarla. Interesadas, mejor dicho, porque todas las personas implicadas en el asunto fueron mujeres. Lo curioso es que no recordaba haberla enviado a esa editorial, pero vaya, sería otro de mis despistes.

Pues eso: aquello fue un lunes y no me venía bien acercarme en horario de mañana hasta el lunes siguiente, sobre las doce. Por lo que durante toda una semana tuve tiempo de hacer las ochocientas cuarenta y nueve cábalas locas que es lícito en estos casos y en avisar a deudos y amigos -afortunadamente, fui cauto y sólo llamé a unos pocos- y en mesarme los cabellos de alegría y dar paseos con Oli, mi pastor de brie, escrutando el destino y todas las posibilidades de la situación. Todas, menos una.

El lunes siguiente me planté en la sede, Juan Bravo, 38, en pleno barrio de Salamanca. En la planta de calle estaba la librería con todas las publicaciones del Grupo Santillana y de Punto de Lectura, por supuesto. Pensé que no me cuadraba mucho su interés por mi novela, dada la bazofia de best-sellers y ediciones en bolsillo de éxitos anteriores que atestaban los expositores, pero el tiempo se echaba encima. Tuve que subir a un primer piso más bien lujoso donde estaban las oficinas, con su vigilante uniformado que me preguntó el nombre y el motivo de mi visita, para más imponer.

Una vez me dejaron paso libre avancé de acuerdo con sus intrucciones. Mesas y mesas de gente atareada en atender las múltiples pantallas . Dos mujeres vinieron a mi encuentro. Las dos, algo más jóvenes que yo. Mª José se llamaba una. Del otro nombre casi prefiero no acordarme, y eso que sus tarjetas deben de andar todavía por ahí, en el cajón de las ficciones que casi fueron. Esperad un momento, ya lo he encontrado: Mª Jesús Asensio y Mª José Guitián se llamaban. Bonita pareja, las dos.

Un par de besos. Muac, muac. Desde el primer momento me saltaron las alarmas. No había motivo aparente, pero tengo un olfato privilegiado para las cosas que no me van a gustar. Lo bueno se me escapa, pero lo malo... Vamos, que había algo sospechoso.

Comenzaron diciendo que habían esperado a verme porque me querían conocer en persona. "Sí, claro, habíamos quedado en vernos hoy, ¿no?", repuse, algo inquieto. "Pues verás", me dijeron. "Hemos hablado con la jefa de ediciones y nos ha dicho que no es posible la publicación. No porque sea una mala novela, no se trata de calidad. Es un problema comercial. La directora no confía en que tu novela se pueda vender. Es impublicable. Sólo es eso. El mercado es el que manda".

Como es lógico, no supe qué decir. Dijeron más cosas, se explicaron con todo lujo de detalles -de mentiras, sería más aproximado- pero no recuerdo ninguna. Me había imaginado cualquier circunstancia, pero esto rebasaba toda medida. ¿Para qué me habían hecho aguardar toda una semana? ¿Sólo por conocerme? ¿La jefa en cuestión las había obligado a deshacer su torpeza en persona, a modo de escarmiento? ¿Era simplemente una burla?
Entre las brumas del desconcierto y la furia de color rojizo que me estaba arrasando recuerdo que aún tuvieron el cuajo de interesarse -en falso, claro- por si estaba escribiendo algo nuevo. Y yo fui tan cretino de hablarles con la boca seca y voz no muy firme de LOS DÍAS Y LA NOCHE, entonces en proyecto. Asunto que les apasionó hasta el punto de pedirme que se la enviara cuando estuviera lista. Y que si me interesaría escribir sobre no sé qué hostias de temas de actualidad, ya que iban a sacar una serie de libros de divulgación variada, y yo que por qué no, y tal y cual.

Cuando salí pensé que, afortunadamente, trabajaba esa tarde. Era la temporada de más agobio, así que no tendría tiempo de pensar en nada. Ni ese día ni todos los que siguieron. Recuerdo que tardé bastantes semanas en recuperarme anímicamente.

Por eso ahora dedico a esas dos tipas la edición de PARECE SEPTIEMBRE. Espero que ellas y su jefa invisible se hayan convertido en mejores profesionales. Cosa poco difícil, por otra parte. Y ya nos veremos en otra ocasión: el camino es largo. Con todo mi afecto.

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