lunes, 9 de marzo de 2009

Personajes




Durante los períodos de latencia siento a los personajes de la novela un poco aturdidos, varados en medio de una acción. Lo mismo les sucedió a Don Quijote y el vizcaíno durante varios capítulos sin que mediara la mínima queja, podría argüirse, pero en mi caso se oponen más. Se sienten más abandonados.

Hay un murmullo inconsciente que los activa "en la parte trasera del cerebro", como suelo indicar de modo bien impreciso. En realidad, no es ahí donde se exaltan, donde esperan con voces mal contenidas. Creo que se trata más bien de una de las periferias de la inteligencia. La que escinde el mundo de lo real y se adentra en la materia pura, la que sólo me importa y en la que soy capaz de existir, aunque de un modo extraño que a veces ni yo reconozco.


De vez en cuando surge una idea inusual, la contradicción apenas intuída que me asedia durante unas horas. Después, el silencio se ha teñido de reproches. Tengo que hacerles caso de nuevo, tengo que dejarles actuar. El viaje no ha acabado, replican. ¿Acaso no te interesa saber lo que hemos hecho mientras dormías?
Sí y no. Estoy interesado, como siempre, pero ahora me da más miedo.

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