martes, 14 de abril de 2009

¿Estás tonto?





El caso de Juan Manuel de Prada me parece bastante representativo de cómo van las cosas por la caverna. Creo que mi tirria al personaje va acrecentándose con cada nueva aparición en pantalla.

Aunque es cierto, también he de decirlo, que de vez en cuando me ha divertido, en las últimas ocasiones ya me fatiga lo reaccionario, cutre, meapilas, redicho, fatuo y absurdo que puede llegar a mostrarse. Sin embargo, hay un defecto que hasta ahora no le había achacado: la estupidez.


En su caso, está asociada a esa soberbia intelectual con anteojeras que es como su marca de fábrica. La que le lleva a hacer asociaciones descabaladas, absurdas, sin tener en cuenta nociones elementales de política ni de historia, ni el sentido común -la moral, que diría él- más evidente. Para este individuo todo vale con tal de desacreditar al que no opina de su arcaica manera o simplemente le parece non sancto.

No de su estilo de santidad, ése que apesta a sacristía y a mojigatería ramplona, el que comulga todos los días con ruedas de molino y se santigua al sacársela. Si por él fuera, volveríamos al Index Librorum Prohibitorum, a los autos de fe y al potro para forzar conversiones. Cualquier cosa vale, pues está poseído por la verdad.


¿Pues no dice el otro día que no sé qué chorradas del gobierno socialista son exactamente lo mismo que la "solución final" nazi? Anda, no me jodas, que hace falta tener mucho morro, grandísima ignorancia y ser un poco más que subnormal para sostener esas patochadas. Se miren por donde se miren, porque no es una cuestión de opinar, sino de simple y llanamente decir mentiras como carros.

No puedo evitarlo: los alardes de imbecilidad me fascinan. Aunque también me emboba ver fluir las aguas y observar a las mariposas que se acercan a la llama. Y siguen siendo cosas bastante tontorronas, por mucho que relajen el espíritu.

A pesar de todo, duele ver cómo una persona inteligente y culta puede volverse tan profundamente imbécil por efecto de la ideología. O la doctrina, que es lo que le va a este tipo. Así nos luce el pelo intelectual en este país, queridos.

2 comentarios:

Andrés Glez. Déniz dijo...

No aclaras cuáles son las chorradas socialistas que le parecieron a Prada la solución final nazi. Me he quedado in albis.

José María dijo...

La verdad es que no las recuerdo. Fíjate la importancia que tendrían. No obstante, la imaginación de este señor es suficiente para sacar de quicio cualquier argumento. Una lástima de talento literario echado a perder por su pedantería insufrible y los compromisos ideológicos descacharrantes que lleva por bandera.