No descubro nada al decir que el 1er. concierto para violín de Shostakovich es formidable. Sin embargo, hay un movimiento que me tiene apabullado desde que lo escuché por primera vez, y no hace demasiado tiempo de esto. Es el tercero. Concretamente, su Andante. ¿Por qué?
Simplemente porque la música de Shostakovich está por encima de cualquier interpretación y transmite un aire de desolación, una tristeza que busca desbordarse pero se contiene en ese esquema musical clásico, casi romántico. Y contrasta poderosamente con los movimientos que la preceden y continúan. Por ello es más efectiva.
Recomiendo, de todos modos, las versiones de dos intérpretes jóvenes: Ruth Palmer, algo más cerebral aunque muy intensa, o de la glamurosa Lisa Batiashvili ("Echoes of time"), que está causando sensación. No sabría cuál elegir.
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