viernes, 8 de julio de 2011

Versiones imperfectas.



Mientras revisaba versiones del "Sólo pienso en ti", de CRAG, una deliciosa canción que retenía en sueños de mi infancia tardía, venía pensando en la posibilidad de que la versión logre superar el original. 

No creo que haya habido pugna más artera y terca en la historia de la cultura occidental que nuestra obsesión por mejorar al Homero, al Plauto, al Cervantes. ¿Acaso no la hemos construido sobre cientos, miles de revisiones y variantes de los temas básicos que desde Gilgamesh nos golpean la conciencia una y otra vez? 




Todo para concluir que los modernos no tienen la altura necesaria, que tal versión no mantiene el pedigrí, que si nos retraemos a la fuente la vida guarda otro sabor más intenso, que, en fin, nadie superará los montes de antaño con tan escasos dones materiales. 



Pero nadie me puede negar que la columna de comentarios posteriores a cualquier auto canónico lo enriquecen y preservan, lo ensanchan y desvirtúan, lo travisten de modernidad cuando al cabo es tema más viejo que el mundo y todos hablamos con las mismas sílabas que nos enseñaron a balbucear. 

En definitiva, "en tanto que de rosa y azucena/ se viste la color en vuestro gesto", ¿es Horacio, Ausonio, Petrarca, Garcilaso? 

Y "no puedo/ captar tu sonrisa/ plasmar tu  mirada/ pero poco a poco/ sólo pienso en ti/ sólo pienso en ti... ¿A qué cuenta lo cargamos? ¿Qué magdalena nos sabe mejor?

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