sábado, 4 de julio de 2015

Estoy dispuesto.


A veces me siento así. No porque haya exceso de felicidad ni las cosas se agranden en el cerebro, despegadas de sus justos sostenes de diario. Sencillamente, es una intuición. Por lo mismo que en otros episodios todos los males parecen confluir y se arraigan y reproducen durante largas temporadas de desgaste íntimo. 

Pero ahora no. Toca crecer, y en todos los sentidos. Siento que hay vida. Dificultosa, pero cuándo no lo es. Atrapada en las minucias que enredan todo entendimiento, sujeta al azar de lo que nos puede venir y casi nunca llega. Pero sí, entiendo que va a acudir a mi mente tan pronto me disponga a dejarla fluir por la yema de los dedos. 

Ya lo veremos. 

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