martes, 22 de octubre de 2013

Les Arts Florissants y Le jardin de Monsieur Rameau.




No soy precisamente fanático de la música francesa del barroco. Además, el asunto del "Jardin des voix", llevado a cabo cada dos años por William Christie para potenciar jóvenes talentos del canto, me olía a chamusquina bienintencionada pero defectuosa. Así que fui al Auditorio con ciertas reservas. 

Como casi siempre, tuve que tragarme los prejuicios injustificados ya desde el primer minuto y, con mejor criterio, me dediqué a disfrutar del primer concierto de la temporada de "Universo Barroco", que desde luego no va a ser el peor. 

Por lo pronto, la orquesta me pareció sencillamente espléndida. Muy certeramente dirigida por Christie, no destacó en lo más mínimo sobre las voces de los muy jóvenes vocalistas. Estuvo siempre comedida, aparentemente fácil, brillante en los momentos más intensos y correctísima cuando "sólo" acompañaba a los intérpretes en segundo término, como en alguna de las arias más delicadas y bellas. Estupenda desde todo punto de vista. 

Pero la tarde del domingo era fue para los cantantes. Eran seis: una soprano (Daniela Skorka), dos mezzosopranos (Emilie Renard y Benedetta Mazzucato), un tenor (Zachary Wilder), un barítono (ictor Sicard) y un bajo (Cyril Constanzo). Y no sabría decir cuál estuvo mejor. Por preferencias personales, las dos mezzos, el barítono y el excelente bajo. 




Todos sorprendieron al auditorio por sus voces tan bien trabajadas (apenas hubo un desliz del tenor, que yo recuerde), la madurez de sus interpretaciones y lo bien escenificadas que fueron sus partes, dando una sensación de ligereza, buen humor y sentido de lo dramático por encima de lo que se podía esperar de gente tan insultantemente joven. 

Aplaudimos a rabiar y nos dedicaron dos bises. El último, creo recordar que fue el coro de "Revenez, tendre amant", de "Les Fêtes d'Hébé", de Rameau, un prodigio de finura, sentimiento y belleza en estado puro. 

Salimos como en las tardes grandes: tarareando las tonadas y comentando con la sonrisa en los labios lo bien que había estado todo y la altísima calidad de la música escuchada. 

A ver si las demás actuaciones están a la misma altura que esto:

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