jueves, 26 de diciembre de 2013

D.E.P. Germán Coppini. (¿Va a acabar 2013 de una vez?)








No tengo nada más que decir.

domingo, 24 de noviembre de 2013

"Middlesex", de Jeffrey Eugenides (II).





La tradicional búsqueda de la "Gran Novela Norteamericana" por parte de todo escritor de fuste que haya surgido en los últimos cien años, por lo menos, es cosa que no deja de resultar algo chusca, vista desde fuera de USA. 

De hecho, no soy lector que vaya a tragarse ingentes montañas de datos sobre la evolución de tal o cual aspecto del Imperio. Me la suda. Sin embargo, Eugenides ha logrado que me interesase por la peripecia de tres generaciones de greco-norteamericanos, cosa que me tiene por completo sin cuidado. 

La capacidad de atracción de "Middlesex" es triple, cuando menos: por un lado el tratamiento complejo y minucioso de (algunos) personajes principales. Por otro, la enorme capacidad para la elipsis narrativa, que se dice, en quien páginas antes se demoraba lo indecible en contar el ambiente negro de Detroit, por decir algo, y no lo más pormenorizado. 

Y, no en último lugar, me he quedado encandilado por el lenguaje. La fluida prosa de Eugenides no es solo pirotecnia verbal (aunque la hay, y quizás en demasía) sino un flujo embalsamador que nace de la pasión por las figuras que está retratando y sus problemas, tan básicos y a la vez trascendentes. 

Incendio de Esmirna, 1922


Recuerdo el afecto de Callie por su abuelo Lefty, el primero en llegar a Estados Unidos. O las dudas y confesión final de Cal, ya adulto, a Julie Kikuchi, por quien se siente a la vez atraído y amedrentado. O la delicadeza con que retrata el comienzo de la relación a sus catorce o quince años entre ella y Oscuro Objeto, su compañera de clase, poco antes de la revelación que dará un vuelco definitivo a su vida y la hará entrar de bruces en el mundo de los adultos. 

Detroit, julio de 1967.


O la reconstrucción de los disturbios e incendios de Detroit en 1967, con una escena casi onírica: Callie, de niña, siguiendo en su bici la marcha de un tanque de la Guardia Nacional que irrumpe en el centro de la ciudad para encontrarse con su padre, que se atrincheraba en el negocio familiar. 

Hay también humor, no en vano se ha calificado esta obra de "comedia épica", pero no es del tono que me gusta y, salvo en contadas ocasiones, no le he prestado demasiada atención.

En cuanto a la primera persona en que se narra casi toda la historia, me consta que el autor ha tenido la firmeza de mantenerla durante más de quinientas páginas, a veces salpicada de tonos arcaizantes ("Canta, Oh musa..."), a veces regocijándose en lo vulgar. Hay algunos despistes que no acabo de entender (la aparición de un tal señor Cho, creo recordar que se llama, para introducirnos torpemente en el antro de San Francisco donde actúa Cal es uno de los más llamativos). 

Sin embargo, el efecto general es de una gran consistencia, con momentos inmejorables y la sensación de que este autor ha conseguido algo poco frecuente: que me haya replanteado los modos y las formas de mi próximo proyecto y, aún mejor, que no haya dejado de tener la mente ocupada con esta bella historia por espacio de más de dos semanas (1).

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(1) En los últimos tiempos, sólo me ha pasado lo mismo con Yasunari Kawabata. Ahí es nada. 

"Middlesex", de Jeffrey Eugenides (I).




En los últimos días he leído dos de los tres libros que ha publicado el novelista estadounidense Jeffrey Eugenides, "Las vírgenes suicidas" y "Middlesex". 

Ambas me han gustado. La primera, por el uso (más bien falso) del nosotros como persona narradora y la delicadeza brutal con que narra hechos más bien truculentos. La segunda, por razones bien diferentes. 

Estoy totalmente en contra de ladrillos de más de quinientas páginas de densa escritura (por cierto: lo he leído en inglés, Ed. Picador, Nueva York, 2002, y su precio de trece euros en rústica no creo que tenga equivalente en el mercado español: habrá que saber cómo es posible tal diferencia de precios). En general, creo que no hacen falta tantas palabras para contar una historia. 

Y es que a "Middlesex" le sobran unas cuantas. La afición de los anglosajones por las sagas familiares y la morosidad de las descripciones hacen que a ratos caiga en la diarrea verbal. Me las he visto negras para entender la gran riqueza de vocabulario técnico (en la fábrica Ford, por ejemplo, o en las minuciosas descripciones de Detroit). 

En otros muchos casos, sin embargo, está plenamente justificado, y si ocupa tantas páginas pormenorizando, por ejemplo, la vida de los abuelos en Bithinios y el incendio de Esmirna, lo elegante de la dicción y la fuerza narrativa las aligeran enormemente. 



En realidad, la vida del protagonista y (casi siempre) narrador no comienza hasta la mitad del libro. Caliope Estefanides nace como mujer y es educada como tal pero, debido a una mutación genética, en la adolescencia se desarrolla como hombre. La narración pormenorizada de sus conflictos y tentativas de adolescente hasta su huida a San Francisco, donde finalmente asume su papel masculino, están narradas de manera casi siempre convincente. Véase, por ejemplo, la relación "lésbica" con el Oscuro Objeto, su compañera de clase.

Salvo ciertos deslices y licencias narrativas que atentan contra la sólida estructura del libro, he de decir que esta novela me ha seducido. Adivinaba casi en todo momento lo que iba a suceder, pero seguía ansioso por volver la página para ver cómo lo contaba. Pocas veces puedo decir que me atrapen en la maraña narrativa, máxime con las prevenciones que he anotado antes. Pero me ha emocionado y divertido. Una novela considerable, sin duda alguna. 

domingo, 27 de octubre de 2013

miércoles, 23 de octubre de 2013

martes, 22 de octubre de 2013

Les Arts Florissants y Le jardin de Monsieur Rameau.




No soy precisamente fanático de la música francesa del barroco. Además, el asunto del "Jardin des voix", llevado a cabo cada dos años por William Christie para potenciar jóvenes talentos del canto, me olía a chamusquina bienintencionada pero defectuosa. Así que fui al Auditorio con ciertas reservas. 

Como casi siempre, tuve que tragarme los prejuicios injustificados ya desde el primer minuto y, con mejor criterio, me dediqué a disfrutar del primer concierto de la temporada de "Universo Barroco", que desde luego no va a ser el peor. 

Por lo pronto, la orquesta me pareció sencillamente espléndida. Muy certeramente dirigida por Christie, no destacó en lo más mínimo sobre las voces de los muy jóvenes vocalistas. Estuvo siempre comedida, aparentemente fácil, brillante en los momentos más intensos y correctísima cuando "sólo" acompañaba a los intérpretes en segundo término, como en alguna de las arias más delicadas y bellas. Estupenda desde todo punto de vista. 

Pero la tarde del domingo era fue para los cantantes. Eran seis: una soprano (Daniela Skorka), dos mezzosopranos (Emilie Renard y Benedetta Mazzucato), un tenor (Zachary Wilder), un barítono (ictor Sicard) y un bajo (Cyril Constanzo). Y no sabría decir cuál estuvo mejor. Por preferencias personales, las dos mezzos, el barítono y el excelente bajo. 




Todos sorprendieron al auditorio por sus voces tan bien trabajadas (apenas hubo un desliz del tenor, que yo recuerde), la madurez de sus interpretaciones y lo bien escenificadas que fueron sus partes, dando una sensación de ligereza, buen humor y sentido de lo dramático por encima de lo que se podía esperar de gente tan insultantemente joven. 

Aplaudimos a rabiar y nos dedicaron dos bises. El último, creo recordar que fue el coro de "Revenez, tendre amant", de "Les Fêtes d'Hébé", de Rameau, un prodigio de finura, sentimiento y belleza en estado puro. 

Salimos como en las tardes grandes: tarareando las tonadas y comentando con la sonrisa en los labios lo bien que había estado todo y la altísima calidad de la música escuchada. 

A ver si las demás actuaciones están a la misma altura que esto:

sábado, 19 de octubre de 2013

Bonanza indescriptible




Tengo la certeza de que ciertas capas de la población, ya sea por estatus social, ya por pertenencia a diversas sectas o agrupaciones, viven en una realidad paralela. 

Lo sabíamos de los miembros del ejército, la iglesia, el opus dei, los legionarios de cristo, los neocatecumenales y otras gentuzas, así como de los que residen en La Moraleja y residenciales aledaños. 

Al parecer, también a los señores de la gran banca, supuestamente unos linces para esto de la economía, se les escapa lo más evidente. Rebutidos en su burbuja de alto standing, se ve que no les llega para entender que el grueso de la población las está pasando crudas. 

Eso pareció con las declaraciones de nuestro insigne prócer el Sr. Botín, que ve dinero acudiendo a España desde todos los lados. 

Y que los 6 millones de parados, la destrucción de tantos millones de empresas, la precarización de los sueldos y empleos que quedan, el ahogamiento crediticio de pymes y familias y, en general, la falta de perspectivas de que esto vaya a cambiar, sencillamente porque desde el gobierno no se escucha ni una triste propuesta de crecimiento, eso parece ser que no cuenta.

Hay que seguir con el eslogan de que todo va bien, caiga quien caiga. 

Pues que les aproveche eso de intoxicarse con sus propios gases. Los de fuera de la burbujita pasaremos más frío, pero hasta ahora no nos hemos quedado ciegos. 



viernes, 4 de octubre de 2013

No entienden.




Ya he descubierto qué les pasa: no entienden nada. 

No entienden la realidad, ni la sociedad que dicen que gobiernan, ni las nuevas fuentes de energía, ni la necesidad de la investigación para no hundirse en la miseria, ni la del estudio y la cultura para escapar de la barbarie en que pastan tan alegremente, ni la de invertir para progresar, para salir del hoyo profundo en que nos metió su líder. 

Es que, me harto de decirlo, la derecha española ha sido siempre (y es) analfabeta, brutal, arrogante, meapilas y muy hipócrita. Aparte de rencorosa, claro está, pero ése es otro rasgo de los que se sienten investidos por la verdad: todos los que no están de acuerdo por completo con ellos son sus enemigos.

Cómo se explica, si no, que monseñor Gallardón quiera devolvernos a la moralidad farisea de los años sesenta, con sus jovencitas bien viajando a Londres o París para arreglar deslices. Una época en que los gorilas que están al frente del país sí se reconocen, se sienten cómodos, están a sus anchas. 

Es que provienen del franquismo sociológico, no entienden otra cosa que el nepotismo, la especulación y el chuleo al estado, sólo saben promover burbujas. Todo lo que se salga de ahí ya no les cuadra. No saben ni por dónde les da el aire de la actualidad. 

Y así nos luce el pelo, con el país más hundido que recuerdo desde la crisis de los setenta, pero sin la esperanza de que algo vaya a cambiar el panorama. 
Pues ya veremos en qué queda este revival casposo dentro de dos añitos. Tengo ganas. 


viernes, 27 de septiembre de 2013

"Aci, Galatea e Polifemo", de Haendel




Aunque la versión de esta cantata a tres por La Risonanza, de Fabio Bonizzoni (Glossamusic, 2013) no es la mejor que puede encontrarse, sí cuenta con un excelente acompañamiento instrumental y, ante todo, con la voz majestuosa del bajo argentino Lisandro Abadie. 

Estupenda su capacidad vocal, esos artificios estratosféricos de enorme dificultad con que nos deleita en "Fra l'ombre e gli orrori", por ejemplo, aria de una belleza serena y a la vez sombría, muy inquietante. 



O la arrolladora "Impara, ingrata", por si no nos habíamos aficionado ya a su maravillosa presencia y a esa voz potente, exquisitamente modulada. 



Qué placer descubrir intérpretes tan superlativos como este Abadie. Lástima que la soprano y la mezzo no estén a la altura, porque la obra, sin ser de las grandes de Haendel, es una delicia.

Una joya.

martes, 17 de septiembre de 2013

El tiempo circular.




Puede pensarse que es la trampa, ni siquiera sutil, que cierra los días y nos engolfa en la rutina. O que los no ascendidos a cimas elevadas debemos retornar al aparente marasmo, aunque en realidad pantano de decepciones y arenas rutinarias que nos sorben. 

En esta metáfora, el peligro no es perecer asfixiados, sino sobrevivir eternamente para que todos los años tengamos que caer en la trampa. Otra vez. 

Taedium vitae, decían los decadentes. Ojalá pudiera aburrirme hasta el punto de no tener otro remedio que escribir. Como en la adolescencia. Pero entonces no estaba capacitado para casi nada. Ahora falta el interés. 

Ajeno, sobre todo.

lunes, 26 de agosto de 2013

El vermú de hoy.


Un vaso de vino rosado "12 Lunas" del Somontano bien fresquito, acompañado de unas lonchas de queso de nata cántabro. 

Que conste que no es por dar envidia, sino porque, en realidad, ni el vino ni el queso son santo de mi devoción. Ahora bien, en conjunto eliminan las asperezas del otro y quedan fantásticamente. Un maridaje perfecto. 

Pues eso, queridos responsables del cotarro que (no) me leéis: a veces hay que pensar en conjunto, no aplicar las reglas de parvulario a cualquier tipo de propuesta. Hay que "saber leer". Igual resulta que, en conjunto, las cosas cobran otro sentido.


Recuerdo que


Allá por 1989, Marta Sanuy, una de las chicas del bar-librería Cinemascopa y lectora habitual de este blog, llevó a Luis G. Martín a Zaragoza. Carmen París, por cierto, era su socia en aquellos tiempos. 




El bueno del actualmente llamado Luisgé apareció por Zaragoza (acababa de publicar su primer y excelente libro de cuentos) y hubo un pequeño coloquio, o debate, o yo qué sé, al que se autoinvitó Félix Romeo Pescador, who recently passed away and whom everyone seemed to have revered when living. Except myself. I must be quite a nasty person and still consider his rude, flamboyant personality as irritating as his writing. 

Yet, I admire his ability for public relations and also for taking advantage of an apparently risky situation ya que, sin más ni más, se quiso arrogar el papel de moderador que en un principio había asumido yo por deferencia de la propietaria. Y, hasta cierto punto, lo consiguió. Fue este mi primer contacto con las miserias del cotarro literario, pero a fe que aprendí de la experiencia. Desde entonces, famosos y mediocridades, capitalinos y provincianos, todos ellos tocados por algo más cutre que hybris, han mostrado el mismo ceño arrogante y esa necesidad infantil de marcar el territorio (1). 


Aquí, alternando con el rus de la profesión...
Procuro no acercarme a ellos o, en todo caso, hacer como que no me entero de por dónde respiran. A fin de cuentas, no acabo de hallar su beneficio, qué pretenden avasallando al que ni puede ni lo intenta, o qué corral exclusivo amurallan tan bien. Ellos gozarán de mejor vista que yo...

Pero Luis (o Luisgé) estuvo agradable, aunque frío, profesional. Su libro "Los oscuros" me entusiasmaba entonces, y así se lo dije. Aun ahora, sigo considerándolo uno de los buenos escritores de este país, por más que su obra posterior no me satisfaga demasiado. Pero es bueno, de verdad. Alguien comentó que se trataba de un tipo "un poco raro". Luego supe a qué se refería, pero su discreción o mi despiste me impidieron sospechar nada. 




Tampoco cuando quedé con él unos meses después, ya trabajando de interino en Madrid. Resulta que sus padres vivían al lado de mi instituto. La entrevista fue frustrante. Dada su parquedad de palabras y por llenar el vacío, me embarqué en comentarios que debieron de parecerle vacuos o inanes. No recuerdo cuáles fueron, pero yo también acabé con mal sabor de boca. Con la sensación de haber hecho el idiota. Porque, ¿de qué se habla con un escritor al que no conoces y con el que no tienes nada en común? 

Sólo recuerdo que en aquella época Luisgé tenía un proyecto en la sierra con el Mago Tamariz para redactar una enciclopedia del ilusionismo. Llegaba a su casa tras tomar varios autobuses y andar un tramo largo, así que sólo se veían cada par de semanas. Apasionante, sin duda. 

En cuanto a Carmen París, de sobra conocida su actividad musical, hace mucho que no la veo. La penúltima vez, creo, fue en la presentación de su primer disco. Antes nos lo había anunciado en plena Plaza de España, una tarde en que coincidimos y, aparte de mostrar su entusiasmo por la empresa que al fin emprendía, soltó trapo sobre sus andanzas anteriores. Todo muy instructivo y revelador, pero no viene al caso. 





También hace tiempo que no leo a Luis G. Martín (lo siento, pero el nombre actual me parece un poco tonto). "La mujer de sombra" es su última novela, me parece. Igual le echo el ojo. Hasta el momento, aunque no me haya interesado lo que contaba, siempre lo ha hecho con altura literaria y gran capacidad técnica. 





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(1) A veces, he temido que sacaran el pene y orinaran un círculo defensivo alrededor. 

miércoles, 21 de agosto de 2013

Watermelon in Easter Hay, de Frank Zappa



Recordé que esta pieza, de las mejores de Zappa, cierra "Y tu mamá también", una película que no sé si me gusta bastante o algo menos. Depende de cómo me pille. 



Y que luego no coloquen a este fenómeno entre los mejores guitarristas de la historia del rock... Es que el tocar bien no es solo cosa de hacer acrobacias. Cuenta el gusto, la finura, la imaginación... Cuántas veces tendré que insistir. 

martes, 20 de agosto de 2013

Hoy, que estoy un poco alegre...




...Y pienso que las ideas vuelven a fluir igual que hace tres semanas, como en el símil de la barcaza dejándose llevar por la corriente hasta donde debe estar (entrada del 27/7/20013), no debería escribir. Pase que la actividad física genera sus rutinas y predispone a pensar de otro modo. También la ausencia de movimiento engolfa el cerebro en modos peculiares, nunca desdeñables. 

Hay una magia histérica y quizás algo desvanecida en este reposar porque luego vendrá la hecatombe. Es como si tuviéramos un puñado de monedas en el bolsillo, apenas suficientes para pasar el mes, y las fuéramos tirando mansamente en la alcantarilla más cercana. Oyendo su tintineo profundo al rebotar contra nuestra abulia. 

En el comienzo de todo, esta perplejidad ante los hechos cotidianos, ante el ritmo de una vida que no tiene otra esperanza que acabar. O acabar de resultar rentable para quienes la especulan, que es decir lo mismo (1). 

Después, la vaciedad de la esperanza. ¿Es que no va a acabar nunca? ¿No hay evidencias que cercenen ese apéndice monstruoso de la personalidad? ¿A nadie le va a faltar su fe?  

Y esa noria bíblica que mantiene el rebuzno comedido, la guía en su camino, el surco donde debe. ¿Habrá zanahorias suficientes para congregarnos al rito? ¿O llegará el palo?



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(1) Por lo que se barrunta, a nuestra generación le quedan todavía muchos años para llegar a ese Olimpo. 


lunes, 19 de agosto de 2013

Informe previo. (Reductio ad absurdum)




"A modo de preámbulo, quisiéramos explicar al autor que, por haber trabajado tan solo con fragmentos sin continuidad entre ellos, los aspectos de ritmo y estructura han resultado difíciles de evaluar. Lo mismo sucede, en menor medida, con la construcción de los personajes y el desarrollo del conflicto". 

"La estructura formal de la novela consta de 52 capítulos, según el índice adjunto. Creemos muy conveniente la subdivisión de los capítulos en unidades más pequeñas (que pueden separarse por simples blancos tipográficos) que marquen pausas en la lectura y contribuyan a crear un ritmo propio en la obra. La excesiva extensión de los capítulos dificulta un buen ritmo en la obra, aunque esto no es debido solamente a la estructuración formal sino que el estilo (por ejemplo, el tipo y longitud de las oraciones), la trama (la manera como está configurado el argumento) y, sobre todo, la información que se va dando al lector, también tienen un papel fundamental".

"En las primeras palabras de su novela la información que se da es excesiva. El inicio requiere una configuración perfecta de muchos elementos: presentación de los personajes principales y del conflicto para su posterior desarrollo, creación de una atmósfera propia, la configuración del tiempo y el espacio (dos coordenadas a menudo olvidadas pero fundamentales para la historia y su verosimilitud)". 

"Por eso, recomendamos hacer un expurgo para despojar el texto de información prescindible y dotar su inicio de fuerza suficiente. Por ejemplo, no sirve de nada saber cuáles son los hábitos alimenticios del personaje principal ni si tuvo o no tuvo apodos o sobrenombres. Solo con saber cómo se le llama en la actualidad es suficiente. También hemos de afear la indecisión en precisar dónde comienza la acción. Ese detalle despista al lector y produce un efecto indeseable ya en las primeras líneas". 

"Recomendamos al autor revisar especialmente los diálogos pues aunque cumplen bien la función de aportar cotidianidad al relato y de filtrar información que el lector va recogiendo, cuando son excesivamente largos se pierde el hilo de la acción, que se detiene no siempre justificadamente. Nos referimos, por ejemplo, a las largas conversaciones que el personaje principal mantiene con su criado que, además, nos parece que sufren un problema de verosimilitud". 

"Por otro lado, el planteamiento del conflicto quizás está todavía un poco verde. Seguramente, un lector indeciso dejaría de leer, pues las personas mayores sufren ese tipo de desvaríos o comportamientos ilógicos con mucha frecuencia. Por otra parte, y este es el conflicto que da motor a la historia, la lectura de gran cantidad de novelas y los problemas derivados de ello dudo mucho que puedan generar interés en los lectores". 

"Por último y aun sabiendo que el título de una obra no ha sido escogido sin una previa gran reflexión por parte de su autor, nos gustaría sugerir su cambio. La razón principal es que "El ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha" resulta demasiado largo y, a la vez, previsible. Eso hace más difícil la retención del título concreto ("¿Cómo se titulaba la novela del Cervantes ese? Era algo de manchas o hidalgos"). 

"Por todo lo que se ha expuesto, lamentamos comunicarle que no ha sido seleccionado para ser representado por la Agencia Literaria Ideas Ajenas". 

"En el caso de que quiera un informe completo de la obra consulta nuestros servicios en la página web de Ideas Ajenas". 

"Cordialmente, 
Equipo de Ideas Ajenas". 

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Aunque parezca choteo, el 90% de las frases reproducidas son literalmente las que recibí hace unos días, así como las sugerencias (entrada del 14/08/2013). Y lo peor es que puedo darme por afortunado, al haber recibido una respuesta "profesional" tras más de cuarenta envíos.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Barrio Rojo.



Recuerdo la primera vez que visité, hace ya demasiados años, el Barrio Rojo de Amsterdam. Fue por sorpresa, deambulando al azar por las calles de una ciudad que siempre me ha resultado algo caótica, como si ensayara extenderse en mi mente por muchos canales más de los que la vertebran. 

Ahí estaba yo, contemplando a una mulata en ropa interior blanca que se contoneaba pasmosamente y me hacía señas con los labios, los dedos, con todo su cuerpo. A mí. Al parecer, era el único parado delante del cristal. La escena era tan bárbara que tardé un punto en reaccionar. No comprendía.

Pasé al siguiente escaparate iluminado. Dos jovencitas de origen eslavo simulaban acariciarse con pasión. Una de ellas miró al curioso impertinente. Me fui de allí antes que reaccionara, llevando una imagen excesiva de puntillas y lazos desbocados cabalgando mi memoria. 

Verdaderamente, no me decidía a considerar si lo obsceno superaba a lo sórdido o si primaba el componente kitsch. Pero había una innegable sensualidad en el conjunto que no llegaba a despejarse tras la ducha de grosería aportada por los clientes. Sus entradas y salidas, abrochándose los cinturones, sus negociaciones burdas en un idioma desconocido. Aunque la palabra sería, más bien, rapacidad. Por ambas partes, desde luego. No vamos a crear mártires. Para eso, el interesante vídeo que encontré en youtube. 






Lo mejor es ver la cara de los transeúntes.

Tirón de orejas.




La corrección, quitar el viento en las velas, como decían los antiguos, apostillas no siempre bienvenidas, pero instructivas, hay que admitirlas como parte del proceso. 

He recibido la crítica y el rechazo de una empresa a la que envié "Los días y la noche" (en parte injusta debido a las circunstancias del envío, pero en parte digna de ser considerada) y creo que lo mejor es espaciar el castigo, considerar con frialdad los puntos en que se sustenta y sacar provecho. 

Otra cosa es la sensación de que hace falta ser alguien para que la lectura de sus textos aparezca desprejuiciada. Quiero decir que, harto ya de lecciones y teoría literaria aplicada al consumo inmediato y a cualquier tipo de mercado (aspectos ambos que me la sudarían si no fueran los que imponen la posible publicación), que es lo que suelen hacer quienes valoran por fragmentos, una novela no es cosa de aplicar los moldes conocidos y decir: esto cuadra, esto se sale. 

Yo, como lector, no me permito ese lujo. Pienso que los comentarios publicados en este blog sobre libros que me llaman la atención son bastante claros al respecto. Y no veo por qué alguien desconocido de una agencia literaria determinada decide aplicar sus moldes consabidos sin más ni más. No todo es como debería ser, según la teoría que se use en ese momento o las prácticas de mercado habituales. A veces, lo más interesante se encuentra en algo desusado. 

Se me ocurre ahora "Intemperie", de Jesús Carrasco, que encontré hace una semana traducida al holandés. A ver quién la aceptaría basándose en las gilipolleces cortoplacistas de esta banda de mercachifles. Y, sin embargo, es un lujo de novela que no tiene nada que ver con el panorama literario actual.  

(Salvo, por supuesto, las enormes distancias que me alejan de la obra y la prosa de Jesús Carrasco. No es mi negociado, por decirlo en otros términos). 

En definitiva: no tengo claro si me han rechazado por los errores aducidos o han buscado (y ampliado) esos errores porque ya estaba rechazado: no les interesaba el argumento, era poco comercial, y punto. 

Me temo que soy un poco torpe en dos aspectos: en saberme vender, ya me lo decía el recientemente fallecido Félix Romeo, y en los arranques de mis novelas. Esto último es lo que me interesa mejorar. 

viernes, 9 de agosto de 2013

Un cierto café de Delft


Es quizás la imagen más resuelta de estos días de vagabundeo. Pure Food Café, Hills and Mills, por más señas, negocio familiar de un pakistaní que casó con aborigen de los Países Bajos. Sus hijos, por supuesto, conservan lo mejor de ambas etnias, como sucede casi siempre en las mezclas arriesgadas. 

Estaba leyendo un cuadrito con la historia del señor Kazmi, emprendedor self-made man, cuando la chica que nos había atendido, una belleza exótica llamada Baluk, tal que a la izquierda de la foto



me preguntó si entendía la explicación. Estaba en inglés (yo el holandés ni lo rozo) y se extrañaba de que un español lo controlase hasta ese extremo. No es de extrañar, después del nivel que exhibimos por ahí.



Sí: la monada de arriba, a la derecha. 

Bueno; que entablamos una agradable conversación. Es una chica encantadora, servicial y bastante más cálida de lo habitual por esas tierras. Ella misma se quejaba de la frialdad del carácter neerlandés y su escasa afición a salir a la calle, incluso en verano y con un clima excelente. 

Y etcétera, con escasos lugares comunes, buen sentido del humor y capacidad de acercarse a las posturas de unos desconocidos que aprovecharon para sonsacarle opiniones sobre bastantes asuntos. Y más profundas de lo que podría suponerse. 

Una sobremesa deliciosa en una ciudad bella y apaciguadora. 

sábado, 27 de julio de 2013

Vacaciones




Hay en mi primer día de vacaciones un sosiego inane, una falta de tensión que desdibuja los contornos. 


Mañana salgo pronto, la obligada excursión anual no admite tregua. Pero, si de mí dependiera, me quedaría unos días en casa solo por sentir cómo se van enlazando los cabos sueltos del cerebro y uno se asienta de nuevo. Por dejarme llevar como si fuera una barcaza y la corriente tirase suavemente de mis ideas hasta alargarlas hacia lugares que me hacen falta. 

En fin, a la vuelta hablaremos de cosas más interesantes. 

jueves, 18 de julio de 2013

La (i)rresponsable de Educación en la Comunidad de Madrid, Lucía Figar...



...Es, quizás, la consejera más inútil de todo el gabinete, que ya es decir (¿alguien la escucha alguna vez hablar de asuntos de su negociado, salvo para anunciar algún recorte, alguna traba más, alguna dejación de funciones de la Administración?). 

Pues bien: ahora insiste en lo único que sabe hacer y anuncia una nueva subida del 20% de media en las tasas universitarias para el próximo curso (el año pasado fue del 36%). Para que estudien solo los que puedan. Derecha sin complejos, como decía Aznar. 

Hace tiempo vengo insistiendo en que el PP nacional, pero especialmente el de Madrid, está inmerso en un proceso continuado de destrucción de la enseñanza pública (entre otras). 

Veamos los últimos detalles: mantienen las deducciones en la declaración de renta para los que llevan a sus hijos a la escuela privada, aumentan las tasas de la pública, reducen las becas, recortan los mediso de escuelas e institutos mientras siguen ofreciendo prebendas a la privada, etc. ¿El propósito? El mismo que parece ser común a todos los ministerios del peor gobierno de la democracia, el de Mariano Rajoy: devolver a España a la época de los años cincuenta-sesenta. Crear una clase semianalfabeta de trabajadores sin especializar, baratos y prescindibles. Que los únicos formados sean los hijos de la burguesía. 

Para más INRI, no hay visos de que con la política actual de sometimiento a los dictados de la Merkel vaya a remontar la economía, por mucho que de Guindos diga gilipolleces (echad un vistazo a la bolsa: mientras no suba, no anticipará la recuperación económica, y ahorita mismo está catatónica). 

El porcentaje de parados siguen en sus trece, ya lo veremos a la vuelta del verano; las previsiones son de aumentar hasta el 27 o 28% el próximo año. 

La deuda pública está ya por el 90% del PIB, cuando llevamos dos años de recortes brutales, y va a seguir aumentando porque cada vez se gasta menos, se recauda menos, y suma y sigue. 

Lo repito otra vez: hay que echar a esta gente del poder. Son dañinos para el país. Son escoria. Gentuza de baja estofa. 

domingo, 14 de julio de 2013

Bellísimas personas




Lo del encierro del sábado pasado en Pamplona fue de pasmo. Me refiero al montón informe de mozos aplastados que se formó a la entrada de la plaza de toros y a la suerte infinita, según dicen por ahí, de que no hubiera más heridos que los provocados por el mismo aplastamiento. 





Yo tengo la opinión de que todo fue cosa de los toros, magníficos ejemplares de la ganadería de Fuente Ymbro. Uno era un jabonero precioso de verdad que se cayó estrepitosamente a unos metros del follón, y ese detalle favoreció que el taponamiento de la salida no tuviera perores consecuencias, pues cortó el flujo de personas que llegaban en manada. 


Hasta entonces, el encierro había sido rápido, sin mayores contratiempos, Los toros, a pesar del tropel de gente que los acompañaba, habían ido a sus cosas, sin prestar demasiada atención, discurriendo noblemente, sin derrotes ni gestos feos. Hasta que se encontraron con la montonera de carne apilada. 






Ni al topar contra los mozos les hicieron el menor daño.Tampoco cuando, unos sobre otros, miraban hacia atrás, desconcertados por no poder seguir su carrera. Hubo uno, negro y muy majete él, que volvió unos pasos dentro del mismo callejón y casi se ensarta en sus pitones el típico corredor despistado. No porque tuviera ganas de cornear, sino por cosas de la física de objetos en movimiento. 





En fin, me robaron la voluntad esos cuatreños tan bien plantados, tan centrados en su trabajo de correr y dejarse llevar, tan rectos de juicio y tan comedidos, bastante más que algunos de los insensatos que los acompañaban o que el patán que dejó cerrado el portón de la plaza. 

Si hubiera estado en mi mano, habría indultado a toda la corrida. Por bonita, por noble y por buena gente. 

viernes, 5 de julio de 2013

Repeticiones del Quijote.



Lo curioso de la repetición a lo largo de los años es que raramente reproduce la experiencia anterior. No somos meros conjuntos de actitudes, componentes, hechos acumulados. La experiencia y el azar nos modelan de diferentes modos. 

Así, la lectura del Quijote, que cada pocos años repito y ya va por la décima, al menos, depara sorpresas que me hacen hallar en el texto aspectos que no conocía de mí mismo. 

Anoche leía el prólogo de la primera parte y, sabiendo de sus gozosas ironías, me pareció tristísimo. Una declaración de quien se sabe vencido de los años, la suerte y sus circunstancias. Pero tan deliciosamente escrita que en ella misma niega lo que asegura. Las primeras palabras son emocionantes: 

"Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza, que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu son grande parte para que las musas más estériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento. Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas, antes las juzga por discreciones y lindezas y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que, aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen lector carísimo, que perdones o disimulas las faltas que en este mi hijo vieres, que ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío como el más pintado (...)"

Pero qué orgullo legítimo se distingue entre los tópicos puestos en solfa y las demostraciones de humildad retórica. Qué valentía moral la del que, diez años más tarde, al prologar la segunda parte, se defiende de los insultos de un mastuerzo pelota de Lope y mediocre escritor: 

"Lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros". 

Ahí está el soldado heroico, ya olvidado, haciendo valer los dones que él mismo se ganó, y tiene heridas para confirmarlos. Allí defiende su patrimonio moral. Ahí es tan infinitamente superior a cuantos le roen los zancajos que no necesita sino dejar suelta la pluma para que de su elegancia  surja el prodigio. 

En fin, me pierde la pasión. Voy a seguir leyendo para entender qué me ha pasado. 

miércoles, 3 de julio de 2013

"Ricercar" de Marco Dall'Aquila.


Uno de mis más delicados "descubrimientos" (1), también debido a una sugerencia de Pepito, de Antígona, el mejor librero de Zaragoza, es Marco Dall'Aquila, compositor del renacimiento italiano que tiene algunas cosas tan salerosas como esta "La traditora".






O el emocionante ricercar nº 33, también interpretado por Shirley Rumsey. Dicen que es posiblemente el más bello del renacimiento italiano. Yo diría que, por lo menos, es de lo mejorcito que compuso Dall'Aquila.






(1) Tal que si fuera el Mediterráneo: Dall'Aquila es sobradamente conocido. El analfabeto soy yo. 

martes, 25 de junio de 2013

Tremendo el Cuarteto Jerusalem.



Cuarteto del que estamos escuchando a lo largo del mes de junio la integral de cuartetos para cuerda de Shostakovich en unas versiones bellísimas, interpretadas con inteligencia y precisión, con un conocimiento profundo de la partitura. 

Tremenda, también, su versión de "La dama y la doncella", de Franz Schubert, uno de los pocos autores románticos que soporto. De hecho, me parece que mantiene una tensión beethoveniana, aun siendo de carácter muy diferente, que le favorece enormemente. La energía de Schubert es comparable, si no en grandiosidad, sí en intensidad. 




Y, como Ludwig, tiene ideas. Quiero decir que no se agota en la repetición de un simple tema, por bueno que sea, y tropecientas variaciones. Las ideas se le agolpan a veces, pero su técnica exquisita, porque era un maestro componiendo, las hace encajar a la perfección. 

Decía que la grabación del Cuarteto Jerusalem en 2008 para el sello Harmonia Mundi ganó el premio Echo Classic. No me extraña. Es la mejor que he oído. Fina, excelsamente tocada, intensa, conmovedora. Una revelación. 

sábado, 22 de junio de 2013

El mejor, en la pública, como siempre.




Este es el chavalote que ha conseguido un 9,95 de media en la P.A.U. (Selectividad) de este año. Se llama Anatolio Alonso Crespo y ha estudiado en el I.E.S. Juan de la Cierva, en Madrid. En un instituto público, sin programas de excelencia, sin bilingüismos, también sin las tonterías exclusivistas de tantísimos colegios privados y concertados. 

Encima, se enfunda orgullosamente la camiseta verde de defensa de la escuela pública y dice que no descarta ser político. 

Ya querría yo que los mejores de cada generación se dedicaran a la política. Igual cambiaban algunas cosas. 


Aspectos y líneas




Desde hace meses lo hago. Poco después de comer, sacudo la pereza del sofá en que me apoltrono, me encasqueto ropa con la que jamás se me ha visto (y me temo que con motivos de sobra) y me planto en el gimnasio local para dar estopa a este cuerpo saleroso. 

Uno piensa que es por la línea, lo justifica diciendo cosas muy ciertas, como que la espalda se resiente (esas malditas lumbares, hartas de mis muchas horas de escritorio), que a cierta edad no hay manera de controlar el aumento de peso, que el cuerpo se anquilosa si no se mueve, que está bien tener músculos donde antes no se sospechaban... 

Pero hay otra realidad: llevaba tiempo observando en el espejo una clara propensión a desarrollar belfos de perro pachón, herencia indudable de mi abuelo Emilio. Y, qué queréis que os diga, no soy yo de los que niegan su dotación genética-, por mala que pueda parecerme. 

Entiendo, por ejemplo, que esta nariz mía procede de mi abuelo Segundo, el paterno, aspecto narigal que además comparto con mi hermana Juli. O que mi carácter debe más de lo que quisiera a ciertas intemperancias de mi padre. 

Pero, de verdad, espero parecerme, más o menos a su misma edad, a quien era ya anciano cuando lo recuerdo. Sé que lo que tengo inscrito en el ADN. No me importa. Veamos si, como en otras ocasiones, puedo mejorarlo. O, al menos, posponerlo unos años. 

viernes, 7 de junio de 2013

¡Hay que ayudar a los ricos!



No basta con cederles parcelas gratis para que construyan sus colegios, ni subvencionar su enseñanza para que impartan doctrina religiosa y facherío de la más rancia tradición, ni forzar leyes y normativas para que beneficien sus negocios. NO. Necesitan más. Siempre exigen más. 

Eso lo conocen bien los dirigentes de Educación de esta bendita Comunidad Autónoma. Por eso, dicen los que están al tanto, a los chavalitos de un colegio privadísimo que, por casualidad, pertenece al opus dei se les ha filtrado el contenido de varios exámenes de selectividad. 



Estas cosas, por muy en secreto que quieran mantenerlas, despiertan tanto interés que al final acaban por divulgarse. Ya saben: amigos de amigos de amigos, lo cuento a fulanito, gente de confianza, para que se beneficien los buenos... El caso es que ha trascendido de tal modo que, pocos días antes de realizarse las pruebas, los responsables de las mismas han debido cambiar dichos exámenes. El escándalo era demasiado importante y amenazaba con saltar a la prensa. 


Pues bien: afirmo que no hay filtración posible sino voluntad declarada de hundir la enseñanza pública, cosa que han demostrado con creces los responsables del área de Educación en Madrid. Ahora, no contentos con los sucesivos recortes (y cuidado: están lejos de acabar), deciden que los de la privada más carca, machista, discriminatoria y lela saquen notas excelentes, a pesar de lo notoria que es desde siempre su ineptitud y falta de relevancia académica. 

Lucía Figar, Consejera de Educación de la Comunidad de Madrid

Claro que hay que ayudarles un poquito. Aunque tenga que ser desde las altas instancias, que para eso están en el poder: para echar una mano a los suyos. 

Repito: hay que echar del gobierno a esta gentuza.