martes, 29 de julio de 2014

Yo, otra vez, pero tengo excusa.


Lo de cumplir años es fácil de entender. El desacuerdo entre la biología y el intelecto es algo menos llevadero. Y he constatado que a muchas personas les sucede igual: no se sienten representadas por la edad que tienen en realidad. El cerebro es mucho menos maduro que el resto del cuerpo, por así decirlo. A veces, con diferencia incluso de décadas. 

Pues bien: según consta en mi partida de nacimiento y en los recuerdos familiares, hoy hace cincuenta y dos años, a las tres de la tarde, dio la casualidad que nací en Tarazona (Zaragoza), y lo que me interesa de esta circunstancia, cuestiones anímicas aparte, es que tanto tiempo más tarde sigo como otros muchos de mi generación, sin vender una escoba. Y lo peor es que dudo mucho que alguien vaya a dejarse convencer en el futuro, así que, seguiremos con el remanente en la trastienda, dispuestos a aumentarlo sin cesar.

Vaya, que estoy optimista. Y eso que aún no me ha llegado la melancolía de la constatación. Eso sucede semanas o meses después, pero tampoco es grave. Cosa climatológica (del cerebro), más que nada. 

La realidad es que nos vemos arrojados al mundo, que dirían los filósofos, y nada nos facilita entenderlo si no se conoce lo que sucedió bastantes años antes de acceder nosotros. Y no me refiero solo a consultar los libros de historia. Es por lo mismo que no me parece bien que un inmigrante vote en el país de acogida: votará "en su país mental", no en el nuevo, puesto que ni lo conoce ni ha seguido y vivido su evolución en el plazo de, pongamos, veinte o treinta años. Lo que hace es aplicar los criterios, prejuicios y conocimientos de su lugar de origen al nuevo emplazamiento. 

Algo así somos: desconocedores de dónde hemos caído hasta muchos años después, cuando quizá ya no importa qué entendamos, porque poco podemos hacer. 

Me da la impresión de que siempre he ido a contrapelo, he estado descolocado y fuera de foco. No tengo grandes esperanzas de que lo que han sido mis últimos diez o quince años de vida vayan a cambiar en un futuro, por lo que igual está bien seguir en órbita excéntrica respecto a donde se corta el bacalao. Al menos, hago lo que me parece, lo hago cuando quiero y no doy explicaciones que a nadie se le ocurre solicitar. 

Bien: voy a dejar esta digresión, porque no creo que interese demasiado y tampoco me pone de buen humor... Simplemente, celebremos lo que nos viene. No hay más. 

2 comentarios:

Unknown dijo...

¡A disfrutar del día! ¡Felicidades! A ver si pronto puedo dartelas en persona y comentar todas esas lecturas de mi verano.
Espero que sean muchos años más los que cumplas. ¡Ah, y también espero que disfrutes de tus vacaciones!
¡Un beso!

José María dijo...

Gracias, Re'lar África. Me imagino que estarás pasándolo bien, casi demasiado bien. Aprovecha y ya hablaremos.
A mi me quedan dos días para llegar a mejor vida: a no dar palo al agua durante un mes, cosa que prometo.
See you, guapa.