lunes, 2 de enero de 2012

Magdalena Kozená. Porque sí.




Esta aria de "Alcina" (Haendel) me parece de perlas para comenzar el espléndido año 2012 que nos espera. 


También les regalo un poema de Safo de Mitilene que siempre me ha parecido delicioso y, por cierto, muy apropiado para leer con esta música, suave, de fondo.

Hay algo en la Kozená, ese gesto de enfado infantil que adopta cuando se enfrenta con los pasajes más arrebatados, que me retrae a una sencillez anterior al conocimiento. No porque una (Magdalena) u otra (Safo) no supieran perfectamente lo que hacían o no procedieran de una tradición que dominaban: 


"Me parece que es igual a los dioses
el hombre aquel que frente a ti se sienta, 
y a tu lado absorto escucha mientras
dulcemente hablas
y encantadora sonríes. Lo que a mí
el corazón en el pecho me arrebata;
apenas te miro y entonces no puedo 
decir ya palabra. 
Al pronto se me espesa la lengua
y de pronto un sutil fuego me corre
bajo la piel, por mis ojos nada veo,
los oídos me zumban, 
me invade un sudor frío y toda entera
me empequeñezco, más que la hierba pálida
estoy, y apenas distante de la muerte
me siento, infeliz".


Es evidente que no. Pero entenderán que ese sentimiento de  falsa ingenuidad, tan difícil de conseguir cuando se han sobrepasado los límites y perdido el contacto con lo esencial, tiene una ilimitada capacidad de seducción. 


En efecto, lo más delicado es un excelente compañero para estos tiempos de barbarie intelectual que nos ha tocado soportar. Disfrutémoslo mientras nos dejen. 



2 comentarios:

Marta Sanuy dijo...

Tremendo placer auditivo pasar por aquí.

que sea un buen año

un abrazo

José María dijo...

Gracias, Marta. Otro para ti, aunque me temo que lo de buen año lo dejaremos para el ámbito privado. Fuera pintan bastos.