domingo, 18 de septiembre de 2011

Shostakovich, el siglo XX comprimido en cinco minutos.





Sé que soy un pelma, lo reconozco, pero no está en mi mano evitarlo cuando escucho de nuevo (ver entrada del día 7/3/11) el concierto para violín nº 1 de Shostakovich. Incluso en versiones que no son santo de mi devoción (1), la intensidad de esa música me hace pensar que hay años, décadas de desastre y sufrimiento condensadas en esos cientos de compases.


Aquí toca Kogan el tercer movimiento, un poco acelerado pero poderoso y al modo antiguo. Las imágenes nocturnas de Moscú y del mismo concertista son tan caducas y melancólicas como la visión del siglo XX que proyectan estos cinco minutos de pasión. Hay terror y sentimiento épico, hay lirismo, depresión, exaltación grandiosa y, finalmente, cadencia definitiva, calma que sucumbe al silencio, nada. 


Ya he dicho en varias ocasiones (parece que hoy toca repetirse) que no sé cuándo comenzará el siglo actual pero quizá ahora seamos capaces de interpretar mejor los hechos y las obras del XX. Aunque para entender mejor no es preciso solo el paso del tiempo. Eso nos viene dado. También habrá que aprender un poquito de los que nos precedieron, bien que sea para no repetir su misma barbarie. O para saber resistir la que, sí, queridos míos, seguro que nos viene. Ya veo cómo asoma la patita. 





 (1) Es obligatorio escuchar la versión de Lisa Batiashvili en su "Echoes of time". Sobrenatural. 





No hay comentarios: